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Rajoy se desahoga ante sus íntimos por los últimos años duros que le esperan

El líder del PP no se atreve a vaticinar cuánto durará esta etapa final suya, intentará que cuatro años. No se fía de C's ni tampoco del PSOE y ha trasladado a su equipo sus temores.

Rajoy quiere una legislatura de cuatro años pero, ¿podrá tenerla?

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Cuando Mariano Rajoy suba este miércoles a la tribuna del Congreso para pronunciar su discurso de investidura seguramente lo hará con una sensación agridulce. Porque sabe el aún presidente en funciones y candidato que, ahora sí, comienza su última etapa política. El inicio de una despedida gradual, también en el partido.

Él que ha sido presidente de la Diputación de Pontevedra, ministro de Administraciones Públicas, de Educación, de Interior, de Presidencia, vicepresidente primero y presidente del Gobierno de España no se atreve a vaticinar cuánto durará este último capítulo, esta legislatura. Pero sí tiene claro que va a intentar que sea lo máximo posible, los cuatro años de rigor. Le va la jubilación en ello.

Tan claro lo tiene que este martes, durante su comparecencia en La Moncloa, ésa fue precisamente una de las cosas en las que más incidió. "Ni se me pasa por la cabeza plantear una disolución de las Cortes. Voy a intentar que la legislatura dure cuatro años", señaló, desmintiendo así a quienes se malician -socialistas y no- que buscará una coartada para convocar elecciones el año que viene con el PSOE aún en la UVI. Eso es no conocer a Rajoy.

A Rajoy le espera una legislatura que, dure más o menos, será un infierno

Qué duda cabe que al líder de los populares le gustaría que esta etapa postrera en La Moncloa fuera algo más plácida, como también dejó caer en su comparecencia para anunciar que recogía el guante del Rey. Pero lo que le aguarda es todo lo contrario, un segundo mandato mucho más complicado que el que tuvo José Luis Rodríguez Zapatero.

En la calle le espera a diario una izquierda radical que el sábado celebrará su investidura rodeando el Congreso de los Diputados y en las Cortes sufrirá una oposición de machete en boca. De Podemos y sus socios pero también del PSOE, que quiere sacudirse cuanto antes la etiqueta de muleta de Rajoy. "El PSOE crujirá vivo a Rajoy", le avisaba este martes Eduardo Madina en una entrevista.

¿Será Madina, por cierto, el nuevo presidente del Grupo Parlamentario Socialista? La buena noticia para Rajoy es que la futurible líder del PSOE, Susana Díaz, no tiene escaño en el Congreso. Y por tanto estará en clara desventaja.

El presidente se tiene por un hombre realista. Así que él más que nadie es consciente de que le van a hacer pasar las de Caín, un infierno, como así se lo ha trasladado en privado a su equipo en los últimos días. Sin ir más lejos, el lunes en la reunión del comité de dirección del PP celebrada en la sede de Génova, según ha sabido ESdiario.

Como en política ha visto y vivido tanto, Rajoy no se fía de Ciudadanos y tampoco de lo que haga el PSOE a partir de ahora, si bien es cierto que con Javier Fernández ha entablado una relación muy cordial en las últimas fechas, más de lo que esperaba. De hecho le está muy agradecido al presidente de la gestora socialista.

Para él el escenario idílico habría sido, como ya ofreció en diciembre, una gran coalición articulada en torno a un Consejo de Ministros en el que sentaran socialistas y ciudadanos. Pero no coló.

Es posible que reitere ese ofrecimiento en su discurso de este miércoles, del que los populares esperan algo más de brillo que el que pronunció en la anterior investidura. Lo que está claro es que el candidato a la investidura tenderá la mano al PSOE para que se abra a compartir con él y Ciudadanos grandes acuerdos. Será muy conciliador.

Dicen quienes vienen hablando con él en las últimas fechas que Rajoy está muy concienciado y pondrá todo de su parte para que ésta sea una legislatura de mucho diálogo en la que puedan firmarse algunos pactos de Estado que le gustaría que engrosaran su hoja de servicio.

En paralelo se ofrecerá al PSOE para arrinconar a Podemos, para achicar el espacio de los de Pablo Iglesias. De hecho ya ha empezado a hacerlo en algunas comunidades en las que, como Castilla-La Mancha y Baleares, la formación morada amenaza la estabilidad del gobierno.

Que se preparen los cronistas para narrar los muchos avatares que a buen seguro jalonarán este último capítulo en la vida política de Mariano Rajoy después de 35 años.

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