El estirón de Ciudadanos en dos años lleva a Rivera a hacer cambios profundos
El líder de la formación naranja prepara una "revolución" para asentar a su partido en la complicada legislatura que arranca y dar un "mordisco" a su adversario natural, el Partido Popular.
Albert Rivera busca un nuevo relato para Ciudadanos bajo la premisa de conjugar el ser en los próximos años el sostén del Gobierno de Mariano Rajoy y crecer, precisamente, a costa del PP. Apenas dos años después de su transformación de partido catalán a formación nacional y tras irrumpir de forma espectacular en el Congreso en las elecciones del 20-D, hasta ahora Rivera tan sólo ha podido dedicar tiempo y esfuerzos a resistir los envites de un año de bloqueo sin precedentes y los zarandeos de una formación que trató primero de llevar a La Moncloa a Pedro Sánchez y que ha instalado allí, finalmente, a Mariano Rajoy.
El dilema de Rivera: cómo pescar en el caladero del PP mientras le ayuda a gobernar
Resuelto ya el interminable bloqueo y puesta a andar la legislatura, llega ahora el tiempo de que los partidos miren hacia adentro, se reorganicen, renueven algunos rostros y encaren lo que parece van a ser cuatro años abruptos para la gobernabilidad.
Mientras el PP se dispone a convocar en febrero su Congreso Nacional -con dos años de retraso- y el PSOE busca apagar los fuegos retrasando el suyo al menos hasta el verano, Ciudadanos tiene ya cita para su cónclave, su cuarta Asamblea General, pero la primera desde que Ciutadans se convirtió en lo que hoy es, una formación de implantación nacional.
En estos dos años, Rivera ha llevado a un partido con 9 parlamentarios en la Cámara catalana y unos pocos concejales a convertirse en la cuarta fuerza de España, la que irrumpió el 20-D en el Congreso con 40 diputados, mermados el 26-J hasta los 32 a causa de la repetición de los comicios. Asentados ya, Rivera busca como relanzar la marca naranja para crecer a costa de su competidor ideológico, el PP, mientras sostiene su gobierno.
Pugnar por un espacio vacío desde Suárez
Los críticos con Ciudadanos reprochan a Rivera haber fagocitado la marca en su persona, acompañado por apenas tres dirigentes con cierta presencia mediática: su líder en Cataluña, Inés Arrimadas, y sus dirigentes en Madrid, Ignacio Aguado y Begoña Villacís. El Congreso ha alumbrado algunos nuevos rostros -los Girauta, Gútierrez y Villegas-, pero estos siguen siendo desconocidos para la mayoría de los españoles.
Por ello, la próxima Asamblea Nacional fijada para el próximo 4 de febrero pretende articular un nuevo discurso territorial que amplíe su caladero de votos. Los sonoros fracasos en las elecciones en el País Vasco y Galicia han confirmado que Rivera tiene un problema para hacer crecer a C's más allá de Madrid y Cataluña.
Rivera pretende modular su intransigente discurso inicial contra el nacionalismo e incluso el regionalismo -el partido nació en la trinchera contra el independentismo catalán-y facilitar un relato que pueda adaptarse a comunidades claves para crecer electoralmente como Valencia, Andalucía, Galicia o las dos Castillas, y en el ámbito rural.
Para ello, en busca del voto de centro, Rivera quiere duplicar el número de los miembros de su Ejecutiva, 23 en la actualidad, para descatalanizar el partido e implantar en sus órganos de dirección una visión más global. Cabe recordar que los principales dirigentes actuales -Rivera, Matías Alonso, Fran Hervías, Villegas o Girauta- provienen de la política catalana.
Descatalanizar Ciudadanos, el gran objetivo de su cónclave de febrero
Con ese fin de "ampliar las sensibilidades", la dirección pretende utilizar su Consejo Nacional, que tiene 70 sillas. Rivera ha fijado de forma muy gráfica el objetivo de la cita del 4 de febrero: "Tenemos que definir qué queremos ser de mayores".
La dirección naranja quiere aprovecharse también de los recelos expresados por Rajoy a la hora de rejuvenecer el PP que, según C's, ha quedado de manifiesto en la configuración de su nuevo gobierno.
Rivera acostumbra a poner como ejemplos a la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, o al vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, como modelos de regeneración. Las bases del PP que ambos representan son las que el futuro Ciudadanos quiere captar en los próximos años.