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Se acabó: Pablo Iglesias harta a Ana Pastor y al Congreso de sus numeritos

La sentada asamblearia en el solemne Salón de los Pasos Perdidos ha sido la gota que ha colmado el vaso en una institución que si algo respeta son sus tradiciones y sus normas históricas.

Insólita escena en el Congreso, sentada en el Salón de los Pasos Perdidos

Publicado por
Miguel Blasco

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Pese a la distensión y el buen rollo entre los máximos dirigentes de Podemos, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y los representantes del resto de partidos -que en la noche de este martes facilitó la tradicional cena de la Asociación de Periodistas Parlamentarios-, lo cierto es que la actitud de los diputados morados y de su líder, Pablo Iglesias, respecto a los usos y costumbres del Congreso de los Diputados provoca ya entre diversos estamentos de la Cámara más que malestar, indignación.

La gota que ha colmado el vaso ha sido la insólita escena provocada este pasado martes por Iglesias, protagonizando un off de record con periodistas, un encuentro reconvertido en una sentada asamblearia en uno de los recintos con más solera e historia de la Cámara Baja, el Salón de los Pasos Perdidos, justo enfrente del Hemiciclo.

La iniciativa de Iglesias y sus asesores, según ha sabido ESdiario, ha provocado enorme malestar en varios estamentos del Congreso, desde el Departamento de Comunicación hasta la propia Presidencia, pasando por los servicios de Protocolo. Y también entre los ujieres de la Cámara, celosos guardianes de las tradiciones, el decoro y los tesoros que guarda el edificio de la Carrera de San Jerónimo.

"Pueden ser nueva política y creer representar a la gente de la calle, pero lo que no puede ser es que hagan aquí lo que les da la gana, como si esto fuera una plaza callejera o una facultad universitaria", afirma un veterano diputado a ESdiario, atónito con la sentada del líder morado.

"Lo que no puede ser es que hagan aquí lo que les da la gana", censura un veterano diputado

Este diario ha sabido, según fuentes parlamentarias, que la propia Ana Pastor lleva semanas -a través de los canales habituales- tratando de hacer didáctica sobre los usos de una institución tan solemne como el Congreso.

En realidad, la preocupación se extiende desde hace meses ante una constatación ya unánime: Podemos pretende utilizar las Cortes como un plató de televisión en el que producir golpes de efecto destinados a las redes sociales, el hábitat en el que mejor se mueven sus miembros.

Entre los diputados del resto de los grupos se recuerdan, en este sentido, imágenes como la presencia en el Hemiciclo del bebé de Carolina Bescansa, cuando el Congreso dispone de una guardería habilitada a tal efecto y que usan decenas de diputadas desde hace años.

En esta misma línea se enmarca la exhibición de la bandera republicana que hizo el senador de Unidos Podemos Iñaki Bernal en la solemne apertura de la legislatura que el Rey Felipe VI presidió el pasado 17 de noviembre. En el mismo pleno, el diputado Diego Cañamero portó una camiseta con la leyenda Yo no voté a ningún Rey.

Desde que arrancó la legislatura, algunas prácticas de Podemos están desquiciando a los servicios de la Cámara. Sus portavoces eligen cualquier lugar para los tradicionales canutazos -declaraciones a los medios- cuando el Congreso tiene una sala de prensa y un set a tal efecto.

Sus diputados graban además con sus móviles el transcurso de los plenos, algo que el reglamento prohíbe expresamente. Y permanecen ajenos a los debates conectados a las redes a través de sus teléfonos, que el Congreso pone a su disposición.

Iglesias rompió una sagrada tradición al negarse a guardar un minuto de silencio tras la muerte de la senadora y exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Y ordenó a todos sus diputados abandonar el Hemiciclo cuando Ana Pastor le negó un turno de réplica en un pleno.

Además, los diputados morados han protagonizado otras escenas inusuales en el Congreso. Repartieron en los escaños reservados a los miembros del Gobierno ejemplares de la Declaración de los Derechos Humanos y portaron carteles con la imagen del concejal Andrés Bódalo, condenado y encarcelado por agresión reiterada contra ediles de otros grupos.

El Congreso quiere frenar la escalada de Podemos en el arranque de la legislatura para evitar que el circo se instale definitivamente en la sede del legislativo. La clave es dar con la finezza adecuada para no dar a los morados más munición para Twitter, Facebook o Instagram.