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Rivera, annus horribilis: el partido roto y con una grave imputación que le pesa

El presidente de Ciudadanos inicia un 2017 con discrepancias internas, el partido dividido o un diputado valenciano acusado de "apropiación indebida", sin que se le haya exigido la dimisión.

Albert Rivera, durante un acto electoral.

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Carlos Dávila

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Dice un exministro muy incontinente: “Fíjense si es resistente Rajoy que está resistiendo hasta a Montoro”. Es de los muchos que dentro del centroderecha española se están sumando ahora y sin embargo al escaso grupo inicial que ha venido defendiendo al presidente del Gobierno y a su capacidad para no despeinarse ni siquiera en los peores momentos de su gobernación. Cuando un columnista ácido en su lírica prosa andaluza y volcado hace muy pocos meses en la alternativa fracasada de Ciudadanos escribe que Rajoy “ha demostrado que el moderantismo sigue constituyendo en España una mayoría social”, es que el jefe del Ejecutivo le está poniendo el cascabel al gato.

Rajoy no se distingue por matar políticamente a nadie; simplemente deja que los demás se vayan suicidando. Los más feraces en la pléyade de enemigos que se están rebanando ellos mismos la carótida son los separatistas sediciosos de Cataluña, cuyos principales estandartes son dos políticos especialmente torpes, bodoques: Puigdemont y Homs. El primero ha dado luz verde, según informaciones domésticas venidas de la Generalitat, a que se publique una encuesta destinada a movilizar al gremio adelgazado del secesionismo. El dato es que los no independentistas ganan a los independentistas. O sea: los de la estelada todos a la calle, a votar que si no el invento universal se nos queda en España.

Son tan merluzos estos pobres ejecutivos del Govern de Cataluña que no recaen en que un sondeo así está animando precisamente a los contrarios, a los que hasta ahora creían que todo estaba perdido y se quedaban en sus casas resignados a que los fanáticos antiespañoles les consideraran extranjeros en su propia tierra. Rajoy está derrotando al dúo citado que va a terminar más inhabilitado que el juez comunista Baltasar Garzón. Antes del verano a Homs no se le verá en otro cometido que no sea el de las manifestaciones latosas de la Ramblas. Puigdemont se volverá a Gerona a rumiar su fracaso y Forcadell regresará a sobar cava en las reuniones de la Asamblea de Cataluña.

Y Rajoy, resistente, habrá vencido, sin descartar además que si los sediciosos abren las urnas, los jueces, animados por el Gobierno de España, se las cierren con los Mossos o la Guardia Civil empuñando la operación.

Es decir que en este año que empieza Rajoy ya se habrá quitado de encima a estos fuguistas de Cataluña. Los siguientes son los andrajosos de Podemos a los que va a vencer con la sencilla receta de contemplar como se apuñalan entre ellos. Estos días pasados un podemita que ha oficiado incluso de conciliador entre Iglesias y Errejón, se confesaba así ante este cronista: “Ni unos ni otros han hecho un solo documento que muestre antinomia ideológica; nada, lo único cierto es que ya no se soportan, ellos se hablan mínimamente, sus cercanos ni siquiera eso”.

Domingo Rojo, diputado valenciano de C´s denunciado por apropiación indebida quedándose con los ahorros de un matrimonio ¿Hay noticia de que Rivera haya procedido contra él?

Iglesias tiene celos de la presunta, digo presunta, solidez ideológica de Errejón, y éste detesta la facundia demagógica del secretario general del Soviet. Ambos hacen buenos ese par de refranes castellanos que rezan: “Es peor la envidia del amigo que el odio de enemigo” o “En cada corral, un solo gallo”. Podemos es ya para la gran mayoría de los votantes españoles la más preclara encarnación de la casta; la prueba del nueve de que a los partidos, nuevos y viejos, lo único que les importa es el poder. Rajoy va a situarse en la andanada de la Plaza de Vistalegre de Madrid contemplando, agradecido, el enorme espectáculo de la purga que Iglesias realizará entre los seguidores del barbilampiño Errejón. Ya que La Sexta no va a renunciar a jalear a los perroflautas, Rajoy se va a sumar a la corrida en pelo de unos contra otros. A Podemos también le ha resistido el presidente.

Ciudadanos

Y, ¿qué decir de Ciudadanos? Hoy, como no sea que Albert Rivera vuelva a fotografiarse en pelotas en un video que, claro está, se convertirá en esa estupidez idiomática que atiende por “viral”, el jefe de estos regeneradores va a suscitar similar interés al que causa, sin ánimo de ofender, un partido en la cumbre entre el Eldense y el Iliturgi, pongamos por ejemplo. ¿A quién puede encelar una organización que, literalmente ha aprobado sancionar a todos aquellos militantes que “menoscaben el nombre del partido o de sus afiliados, así como la creación o participación en corrientes de opinión que sean contrarias a los intereses del partido”.

Da la impresión de que este párrafo tan mal escrito por lo demás, ha sido copiado del Fuero de los Españoles o de cualquiera de las bodrioleyes que redactó Carlos Arias Navarro, aquel que, entre lágrimas, dictaminó la muerte de Franco y consecuentemente de todos de sus monaguillos. “¿Es o no es “casta” asfixiante esta especia que transcribo? ¿Es o no vicio compartido con los “de siempre”, el comportamiento de un tal Domingo Rojo, diputado de Ciudadanos en las Corts valencianas y denunciado “por apropiación indebida quedándose con los ahorros de un matrimonio”? ¿Hay noticia de que Rivera haya procedido contra él? ¿Han tratado a este individuo como trataron a Rita Barberá?

Ha denunciado Carolina Punset -más tránsfuga que su propio padre, eso hay que recordarlo, que en su vida política perteneció al menos a cinco partidos- que “Rivera es un dictador”. Ella sabrá el por qué de tamaña acusación pero la condición liberal del carismático líder (¡hombre, el liberalismo es otra cosa¡) no se compadece con el culto a la personalidad patente en exposiciones de su figura como la que es visible en la sede de Ciudadanos en Madrid. Rajoy ningunea a Rivera, comparte carteles con el PSOE, y le está derrotando con solo dejarle en una palpable preterición.

Mientras, además, se permite aprobarle los Presupuestos regionales al gestor Fernández en Asturias el mismo día en que el pobre Simancas, que tan quiso ser y ya no es nada, amenaza con volar la reforma laboral sin saber que Europa, que no no está para bromas iletradas, no va a permitir que el PSOE se vuelva loco como si aún estuviera mandado por viajante Sánchez.

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