Iglesias confirma su más negro augurio a un mes de la cita decisiva de Podemos
Una vez más su proverbial soberbia y sus pasos en falso han jugado una mala pasada al líder del partido morado, que ha confirmado su peor augurio en vísperas del Vistalegre 2.
"Lo que iba a ser un paseo militar se ha convertido en una escalada de vértigo. Otra vez ha calculado mal". Este diagnóstico a ESdiario de un dirigente de Podemos, resume a la perfección el estado de ánimo del secretario general del partido morado, Pablo Iglesias, en su intento de laminar, literalmente, al sector errejonista en el congreso que en febrero definirá al Podemos del futuro.
"Lo que Iglesias ha hecho en diciembre es exactamente lo mismo de lo que le hizo en mayo a Pedro Sánchez en la famosa comparecencia con sus ministrables. Un órdago mal medido", añade ese dirigente al recordar la prepotencia con la Iglesias se autoproclamó vicepresidente de aquel non nato "gobierno de progreso".
"Iñigo le ofreció plata y Pablo le ha devuelto plomo", ironiza un dirigente de Podemos apelando a la serie de moda
Las aguas bajan en los últimos días muy revueltas en el pablismo, consciente su entorno que Iglesias cometió antes de Nochebuena un error garrafal: ordenar la decapitación del portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, Juan Manuel López, de probada lealtad al número dos, Iñigo Errejón. Y todo después de la victoria más que pírrica de Iglesias sobre su íntimo enemigo en la votación del reglamento del Vistalegre 2.
"Iñigo le ofreció plata y Pablo le devolvió plomo", ironiza un diputado afín al errejonismo, inspirándose en una serie de moda de las que Iglesias se declara fiel seguidor.
Pero en apenas dos semanas, la hoja de ruta diseñada por Iglesias, con el padrinazgo ideológico de Juan Carlos Monedero y sus tres peones más fieles -Ramón Espinar, Irene Montero y Rafa Mayoral- ha saltado por los aires. Tanto, que a la desesperada, este grupo se ha abonado a una exagerada advertencia apocalíptica. "Si Pablo desaparece, desaparece Podemos", repiten como un mantra en las últimas horas.
Horas en las que Iglesias ha confirmado su peor augurio: está absolutamente solo. Primero fue Ada Colau y Xabier Domenech -con guiño incluido a Errejón-, los que se desmarcaron de su apuesta "esencialista y revolucionaria". Después Compromís, con Joan Baldoví apoyando la receta errejonista de "más Parlamento y menos bronca".
Y, ahora, el último jarro de agua fría, los anticapitalistas de Miguel Urbán y Teresa Rodríguez, pescadores en río revuelto. Rechazan sumarse a Iglesias y refuerzan las posibilidades de Errejón.
Por cierto, muchos en Podemos creen que en su huida hacia adelante, Iglesias también ha dinamitado a un dirigente que era muy respetado en el partido morado: el secretario de Organización. Pablo Echenique ha quedado achicharrado en la guerra sucia del pablismo.