La juez de los ERE se desahoga por fin y desvela su calvario a manos del PSOE
Si por algo se ha caracterizado la magistrada Mercedes Alaya durante la instrucción de mayor caso de corrupción en Andalucía ha sido por su discreción. Ahora ha hablado.
Exhaustiva, prudente y discreta. La jueza Mercedes Alaya, instructora de la larga investigación sobre el fraude masivo de los ERE en la Junta de Andalucía culminó su trabajo hace meses, pese a las innumerables zancadillas que tuvo que sufrir y las presiones desde el PSOE de Susana Díaz y del propio gobierno andaluz, que trató de boicotear su trabajo, sobre todo cuando José Antonio Griñán ocupaba el Palacio de San Telmo.
Sin embargo, Alaya ha roto ahora su silencio. En una conferencia que ofreció en la noche de este jueves, Alaya ha lamentado que la "interferencia" del poder político en la justicia ha seguido una "progresión absolutamente proporcional" al aumento de los casos de corrupción en los últimos años.
En su charla sobre la independencia judicial en una sociedad democrática organizada por el Foro para la Concordia Civil en la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, Alaya denunció que existen "intentos cada vez más socavadores" por parte del poder del político de injerencias que "no las percibe con claridad el ciudadano".
Los gobiernos "proponen leyes para luchar contra la corrupción, para agilizar la justicia" que, en opinión de Mercedes Alaya, "consiguen el efecto contrario" como es "atar de pies y manos al poder judicial", se lamentó la magistrada.
La juez sevillana, que aclaró en el inicio de la conferencia que se expresaba "con toda la libertad" como ciudadana enfatizó que el "ataque a la independencia judicial es un fenómeno actual", advirtiendo de que "sin independencia judicial, el poder judicial no existe".