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La carta que cuestiona la heroicidad de Pablo Raéz levanta ampollas en Facebook

Mientras se suceden los homenajes de famosos, anónimos y políticos y la televisión se tiñe de luto con su muerte, un artículo muy crítico sobre la muerte del joven ha incendiado las redes.

La carta que cuestiona la heroicidad de Pablo Raéz levanta ampollas en Facebook

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La muerte del joven Pablo Ráez por culpa de la leucemia después de una intensa lucha que le convirtió en un héroe en las redes sociales (su #SiempreFuerte inundaba los vastos mares de Internet) ha conmocionado a la sociedad española. Se suceden los homenajes políticos, de famosos y de anónimos, mientras se reúnen firmas para ponerle una calle en Marbella y los programas de televisión se han teñido de luto.

Sin embargo, entre todas las reacciones una carta abierta publicada en la web Paralelo36 está arrasando literalmente en Facebook, Twitter y Whatsapp. El artículo firmado por Raúl Solis y titulado Los enfermos no son luchadores es de los documentos más compartidos de las últimas horas con gran diferencia y está provocando un intenso debate al respecto.

En el texto se cuestiona que Ráez, como los demás enfermos, sean luchadores: "Se está poniendo últimamente de moda convertir a los enfermos en gladiadores. En una especie de atletas olímpicos a los cuales se les exige que luchen para curarse. Esta moda, que es ideología neoliberal pura y dura llevada al mundo de la salud, traslada la filosofía de baratillo de Paulo Coelho a la enfermedad. Se ve que el mundo emprendedor ya no da para más con esta filosofía, que se pasa la vida dividiendo a la sociedad entre ganadores y perdedores. Pablo Ráez no era un luchador porque era un paciente, una víctima arbitraria de algo tan injusto como sufrir leucemia".

Según el artículo, muy crítico con los recortes en Sanidad y la falta de inversión, "convirtiéndolo en luchador se está depositando en él toda la responsabilidad para curarse, ocultando que para curarse de una enfermedad nada es más influyente que la inversión pública que se haga en investigación médica y en la calidad del sistema público de salud. Si no fuera suficiente la perversión, cuando la persona fallece porque no se ha curado, que en el lenguaje neoliberal es que no ha luchado lo suficiente, el responsable de perder la batalla es del propio enfermo. De una perversidad monstruosa".

Y es que, "una enfermedad como la leucemia es arbitraria, nadie la ha elegido. Por tanto, nadie elige tener que luchar contra la leucemia o cualquier otra enfermedad del ramo. Los enfermos son pacientes, víctimas que sufren y el éxito de su curación depende de un diagnóstico a tiempo, de un buen tratamiento, de que se gaste dinero público en investigación y de que sean atendidos por un buen equipo médico".

En este sentido, insiste en que "nadie sale airoso de un cáncer luchando como si fuera un atleta olímpico".