"Qué flaca es la memoria": el emocionado tributo de Pons a Barberá en las Fallas
Un prematuro fallo cardiaco tras una brutal campaña de linchamiento y de "pena de telediario" acabó en noviembre pasado con la vida de la exalcadesa de Valencia.
El 23 de noviembre del pasado año, en un céntrico hotel madrileño a escasos metros del Congreso, el corazón de Rita Barberá dejó de latir tras una brutal campaña de "pena de telediario" por diversos casos de corrupción de los que, una vez fallecida, quedó exonerada.
Por ello, las Fallas de este año son las primeras sin la presencia de la eterna alcaldesa de la capital del Turia aunque, una vez desaparecida, aún tuvo tiempo para anotarse un triunfo póstumo cuando la Unesco proclamó a estas populares fiestas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Este lunes, su amigo y compañero en las filas del PP valenciano, el eurodiputado Esteban González Pons, le dedica un emocionado homenaje a través de un artículo en el diario Las Provincias.
"Me niego a compartir la actitud hipócrita, aunque oficial en el Ayuntamiento y políticamente correcta, de tantos lechuguinos viejos de pasacalles por figurar, invitados del tripartito que se burlan de nuestras tradiciones, concejales por la humanidad, inquisidores con flores a la ofrenda, acojonados de parecer amigos de la 'trama valenciana' y demás primos catalanistas, que fingen no darse cuenta de que estas son las primeras Fallas sin Rita Barberá", recuerda Gónzalez Pons.
"¿Dónde está Rita?, es lo primero que preguntaría yo. Ah, sí, es verdad, que se murió de pena y lo progresista, en este caso, es aparentar que ya la hemos olvidado. Pues, lo siento, pero yo no me olvido de Rita, aunque sólo sea porque durante más de veinte años fue tan las Fallas como los blusones o los pirotécnicos", recuerda.
Y prosigue el eurodiputado en referencia al sustituto de Barberá en la alcaldía, Joan Ribó, de Compromís. "Ese tipo -explica- que se ponía camisetas azotándola con un látigo no se acordará de Rita, claro, engolfado a lo Trump como está en su carril bici, pero ¿y los demás? ¿Y los que empujaban para sacarse fotos a su lado? ¿Soy el único que pronunciará su nombre en estas fechas? Qué flaca es la memoria de los hombres. Qué injusta.
Asegura González Pons que desde Bruselas las Fallas se perciben "como un resplandor lejano". "En mi nostalgia también relumbran así. Soy incapaz de contar cómo se añora la horchata, la luz y la música de banda. Me rindo. No hay nada como la felicidad de ser valenciano en Fallas. Ni puedo ni quiero reiterarlo en otro artículo fallero. Me resulta imposible explicarlo, quien lo haya vivido que lo entienda. Las Fallas hay que pasarlas, no se pueden contar", enfatiza.