Vuelan cuchillos contra Alberto Garzón en Podemos por su nivel intelectual
La relación entre los morados y el líder de los residuos sólidos de Izquierda Unida atraviesa por momentos más que malos. Le culpan de tener ideas casi de bombero. Y comparten grupo...
Podemos, quizá no tanto Pablo Iglesias, tiene dos problemas capitales. Ha roto personalmente con los comunes de Cataluña y está que no se habla con Izquierda Unida en Madrid. Tras las frustradas negociaciones que han impedido por ahora el acuerdo entre Colau y Doménech en el antiguo Principado, el encono bilateral ha llegado a un punto de no retorno.
Los interlocutores no se soportan, recelan unos de otros y se insultan tanto en privado como en público. La tumultuosa reunión en la que, según el guión, se iba a establecer una coalición para los restos en Cataluña, terminó peor que el rosario de la aurora; no se pegaron porque no había guantes de boxeo a mano.
No hay exageración, tan poca la hay que cuando Pablo Iglesias supo de lo que allí, en Barcelona, se había perpetrado, se lo llevaron los diablos y dio órdenes de que, al precio que fuera, habría que restablecer relaciones. Por un momento debió de pensar en enviar en el AVE a Echenique que tiene fama de agotar a todo el infortunado que se siente con él a negociar. Un comunicante de Podemos, que los hay, señala al cronista: “Echenique nunca tiene prisa porque él no tiene que levantarse de ninguna silla”.
Echenique es para Iglesias, salvando las distancias, lo que en su momento Alfonso Guerra era para Felipe González
La confesión es desgraciada y real, de tal modo que si existe una próxima reunión y los negociadores vuelven a las manos, Echenique viajará a Cataluña de enviado especial de Pablo Iglesias. El argentino, convertido en aragonés por decreto, es, salvando las distancias, lo que en su momento Alfonso Guerra era para Felipe González; “polí” bueno, “poli” malo. Recuerden aquella sempiterna amenaza de Felipe: “¡Ojo, que os mando a Alfonso!” Pues algo así.
Alberto Garzón y la idea de la misa de La 2
Y si en Cataluña la pelea es barriobajera, no es más almibarada la que los comilitones de Iglesias mantienen con los residuos sólidos de Izquierda Unida de cuyo hipotético líder, Alberto Garzón, en manos de Podemos, los chicos de Iglesias que actúan siempre en manada como los muchachos de Perón en la Argentina de aquel deleznable populista, dicen cosas tan gratas como la siguiente: “En una competición de tontos ése llega el segundo”.
La frase se está haciendo “viral” en los pasillos del Parlamento y corre de boca en boca, de forma que Podemos no tiene ninguna intención de desmentirla. Además a Pablo Iglesias no le cabe un Garzón más. Fíjense: según la propaganda oficial de Podemos, la peregrina idea de exigir la expulsión de la Misa de la parrilla de TVE, fue del propio Garzón quien le metió un zurdazo por toda la escuadra a su líder parlamentario.
Este, dicen los referidos muchachos de Iglesias, se enteró cuando un periodista le puso la alcachofa al líder soviético en la boca, le interrogó sobre la tal ingeniosidad, e Iglesias, contra su costumbre, balbuceó y salió con una defensa a media altura entre la comprensión y la sorpresa. “¿Qué iba a hacer?”, afirman los muchachos porque “¿verdad que no le podía decir al periodista algo así como “ese Garzón es idiota”?”, “verdad que no?”
Los parlamentarios de Podemos aseguran que esta voladura en el Congreso de lo que ellos denominan el “decoro parlamentario” les está viniendo de miedo
Y es que Iglesias y sus muchachos están al parecer en otra cosa. Contra lo que se puedan creer se sienten extraordinariamente contentos con las airadas e inteligibles reacciones que están suscitando sus transgresiones parlamentarias, sus provocaciones, sus carteles de facultad comunista, sus insultos de baja estofa, o el lenguaje de arrabal de Iglesias (“me la suda”, “me la bufa”…).
Los parlamentarios del Soviet aseguran que esta voladura de lo ellos denominan el “decoro parlamentario” les está viniendo de miedo, o sea que, como suele decir Iglesias a quien quiera escucharle: “Eso es un regalo para nosotros”. En resumidas cuentas, que van a seguir vomitando rayos y centellas por sus boquitas de penenes maleducados.
Iglesias espera el desenlace de la guerra en el PSOE
Podemos se piensa que los seguidores de la nueva política, es decir, de ellos, están encantados, que ese es el idioma común que se hablaba en los arrebatos del 15 de Mayo de donde se sienten herederos. Está aquí, han llegado para luchar contra la “casta” y para poner en solfa a la ”trama”.
La irritación mayor de Iglesias contra Garzón radica precisamente en que lo de la Misa ha impedido el que haya cuajado la denuncia de la susodicha “trama”; a saber, del IBEX, de las multinacionales, del capitalismo salvaje, de algo tan viejo como el enorme patrón del fiasco marxista: Carlos Marx.
Podemos está a la espera de lo que suceda en el PSOE. Saben que si Sánchez obtiene en las primarias de mayo entre el 30 y el 35 por ciento de los apoyos partidarios, el viejo partido socialista se partirá en dos, pero si triunfa Susana Díaz, el PSC de Iceta se irá directamente a freír gárgaras. Y ese será su momento, dicen en Podemos, porque el partido de la revolución pendiente quiere pescar en el río verde de los ecologistas, en la socialdemocracia perdedora, y en los nacionalistas, no del todo separatistas, que se sentirán frustrados cuando constaten que el referéndum no se va a celebrar.
Iglesias traslada a los suyos su convencimiento de que el referéndum catalán no se celebrará
Por cierto: Iglesias advierte a sus muchachos que no, que no se va a celebrar aunque sigue insistiendo en que sería mejor que si se convocará y se abrieran las urnas porque “todavía en este momento podemos ganar los que no queremos que los catalanes se vayan”.
Iglesias se presenta como el “ala española” del conglomerado que resulte de un hipotético acuerdo con Colau si es que, al fin, los cuchillos vuelven al cajón y los negociadores superan el envenenamiento total que caracteriza ahora mismo su relación.
A Podemos y sobre todo a Iglesias, estas pelas de gallos sanguinarios con los comunes catalanes de Colau y Domenech y con los izquierdistas residuales les sientan como una patada en el bajo vientre porque ellos pregonan la “diferencia” el “no somos como vosotros los de la de la vieja política” a los que desprecian hasta la naúsea.
El cronista tiene escuchado a algún militante de estos morados que pululan por el país que ellos, la esperanza sedicente de la izquierda que nunca ha triunfado en Europa, están aquí porque son superiores, están a una altura intelectual que no alcanza ni populares, ni socialistas porque, como aseguran algunas veces sus líderes: “Estamos aquí porque los demás no han estudiado”.
Así son estos tipos que sin embargo se matan como no lo ha hecho partido alguno en la democracia y que ventilan sus discrepancias con purgas: largando a Errejón a las tinieblas exteriores y prescindiendo como ya han prescindido, de Carmena a la que ni siquiera han dicho que no piensan apoyar ni una sola vez más.