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La sorprendente estrategia de Rivera para que Ciudadanos siga erosionando al PP

Dan una consigna "lingüística" para ningunear a los populares. Además, exhibirán su fuerza por "logros" como la dimisión del presidente murciano o la comisión por la financiación popular.

Albert Rivera, en una imagen en el Congreso de los Diputados.

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Desde hace semanas, hay una palabra que los dirigentes de Ciudadanos evitan pronunciar: PP. La esquivan y la ignoran siempre que pueden. No es casualidad. Forma parte de una estrategia premeditada. El PP ha pasado a ser los "conservadores". Albert Rivera y su equipo, tras imponer un giro liberal en Ciudadanos, buscan dotar de contenido el centro político que se afanan por ocupar. Para ello, la estrategia pasa por llevar el debate al eje conservadores-liberales, donde creen que pueden sacar más rédito, y huir del eje derecha-izquierda y viejo-nuevo, donde están más maniatados. Además, así focalizan de manera más evidente su propósito: tratar de tú a tú al PP.

Así lo cuenta este sábado Raúl Piña en El Mundo quien explica que el equipo más cercano a Rivera considera que, tras dos citas electorales y con una legislatura rodando en el Congreso, han logrado sembrar un espacio de centro. Entre codazo y codazo, creen que se han hecho sitio en una parcela huérfana casi desde los tiempos de Adolfo Suárez. Su estrategia pasa, por tanto, a otra fase: dotar de contenido ese espacio político. Para ello necesitan dos claves: logros políticos y un debate donde puedan exhibir fuerza.

En el primer caso, las medidas pactadas con el Gobierno para los Presupuestos, la creación de la comisión de investigación sobre la financiación irregular del PP y la dimisión del ex presidente de Murcia son tres bazas. En el segundo caso, la apuesta es por trasladar el mensaje de que libran una disputa política ante los conservadores, con todas las connotaciones que tiene ese calificativo, mientras ellos portan el emblema de los liberales, una definición mucho más positiva para la sociedad, según consideran en la cúpula naranja.

Tal y como explica Piña, en llenar ese vaso político del centro se ha implicado el propio Rivera. "Nosotros si queremos transformar España, no podemos vivir en el conformismo arrastrando los pies como los conservadores"; "Cuando topamos con la corrupción y los privilegios, se ve al verdadero Mariano Rajoy, al verdadero PP, y a los verdaderos conservadores"; "el PP piensa en hoy y Ciudadanos en el futuro; es la diferencia existente entre un partido conservador inmovilista y un partido liberal con ganas de transformar"; "el PP es inmovilista y conservador, Ciudadanos quiere regeneración; o "los liberales y progresistas tenemos que ganar a los conservadores en las urnas", son algunas de las frases que el líder de Ciudadanos repite como un mantra en las últimas fechas.

En el debate derecha-izquierda, Ciudadanos se muestra más incómodo y es blanco de más ataques por parte de sus adversarios, debido a su indefinición y sus pactos con distintas fuerzas. En el eje nuevo-viejo, Podemos le arrebata el protagonismo. La apuesta, por tanto, es evidente: conservadores versus liberales es el partido que han decidido disputar.

El PP, el enemigo

"Ciudadanos puede liderar la consolidación de un espacio que funciona en otros países y que, además, despierta admiración, como es el caso de Trudeau, Macron o el modelo danés. En el fondo es una interpretación de la crisis de la socialdemocracia. Creo que por fin Ciudadanos ha comprendido que su enemigo electoral es el PP", analiza Inma Aguilar, consultora política.

Desde su salto nacional, decidido a finales de 2014, a Ciudadanos le acompaña la música de ser la "marca blanca del PP", la "derecha light", el "PP moderno"..., como recuerda Ignacio Martín Granados, politólogo y consultor de comunicación política. "Rivera ha tratado de sacudirse esa idea pactando tanto con el PP como con el PSOE, pero el riesgo de ser fagocitado por el PP siempre ha existido y por eso no ha querido entrar a formar parte de ningún gobierno".