La lista negra de pedristas que maneja Susana Díaz: no dejará ni a uno vivo
Si la andaluza gana... ¡Ay de Pedro Sánchez si encima de perder sigue dando la lata! De él y los suyos no quedará piedra sobre piedra; les expulsarán a las tinieblas exteriores.
Según los sondeos más repetidos al día de hoy, a poco más de un mes para las primarias socialistas, Susana Díaz puede llegar al 51% de los votantes, Pedro Sánchez al 25% y Patxi López al 15%. La campaña empieza oficialmente en mayo pero hoy mismo, tras la muerte de Carme Chacón y las vacaciones, se recrudecerán las hostilidades.
En los cenáculos de la faraona del Sur que aspira a la conquista de Madrid, se acusa sin matices a Sánchez y a su cuadrilla; ¿qué conmoción es ésa, se preguntan por el fallecimiento de Chacón después de haberla puesto de vuelta y media hace muy poco tiempo en un vídeo infame? También añaden que Chacón no quería saber nada de Sánchez, ¿o es que nadie quiere recordar que dimitió de la Ejecutiva porque no le soportaba, porque le chirriaban todas su ideas, sus perversas iniciativas?
Más cierto es aún, según recuerda una militante madrileña expulsada del partido por Sánchez, que “la herencia que ha dejado este hombre al PSOE se puede resumir en estos tres datos incontestables: hemos perdido dos millones de votos, dos elecciones seguidas y veinticinco mil militantes”.
Cada vez está más asumido en el PSOE que si gana Sánchez el partido se escindirá
Desde luego con este triunfal bagaje hace falta mucho cuajo para presentarse como el salvador de este PSOE agonizante que en opinión de veteranos militantes incontrovertibles, “está ahora mismo roto, al límite de su existencia”. La coincidencia es general: si gana Sánchez como creen sus fanáticos de Cantabria o de Navarra (los de Baleares y muchos catalanes se están marchando con el voto a Susana o incluso a Patxi López) el partido se escindirá y los ciento y pico años de historia desde Pablo Iglesias al voluntarioso gestor Javier Fernández, se echarán a la escupidera de la Historia.
Pero, ¡ay de Sánchez si encima de perder sigue dando la lata! Recuerden: de Sánchez no quedará piedra sobre piedra; le expulsarán a las tinieblas exteriores. Porque -recuerden también- una de las primeras decisiones que tomará el equipo de Díaz es cambiar a destajo, a toda prisa, implacablemente, todas las direcciones regionales del partido, desde luego, la de Madrid para poner a Carmena y a su grupo en la calle más averiada de la capital de España. Lo único difícil de esta decisión será elegir precisamente la calle porque en el foro hay para dar y tomar; todas las calles están hechas un pedregal.
Antonio Miguel Carmona, el concejal al que Sánchez le tiene retirado hasta el saludo, ya ha escuchado con atención las reflexiones de los grandes prebostes del partido que repiten sin cesar otro dato que es, sólo por ahora, una premonición: la victoria de Sánchez supondrá la caída de, por lo menos, mil alcaldes del PSOE.
Otra de las certezas que exportan los rivales del que fue secretario general con la que tratan de captar la voluntad de los indecisos es ésta: Sánchez es un perdedor nato, tanto que en los únicos lugares, en las únicas agrupaciones en las que él vence domésticamente, es en las provincias, en las regiones donde el PSOE es derrotado clamorosamente. Aparte de Cantabria y Navarra ya citadas, ¿nadie recuerda lo que ocurrió el pasado octubre en Galicia? ¿o es que los militantes son tan estúpidos, que no lo son todos, como para olvidar que allí Sánchez se cargó al candidato mejor colocado y situó a un pobre voluntario que aún no se ha levantado del tortazo electoral que recibió en las urnas?
Pero Sánchez no es que esté tallado en granito es que, como aseguran sus todavía compañeros de partido: “Tiene un ego que ni Trump”. Los más castizos, aficionados sin duda a las revistas del corazón, se mofan del ego y lo achacan a la influencia de su señora de la que los jefes de Podemos van diciendo que tuvo echas las maletas para trasladarse a La Moncloa.
¿Qué va a decir Sánchez en la campaña que se avecina si ya lo ha dicho todo?
Lo peor de este momento para Sánchez es que ni en la candidatura de Susana Díaz ni en la de Patxi López le toman en serio. La chanza es la respuesta que recoge más de común las iniciativas persistentes del candidato a palos. Porque, a ver: ¿qué va a decir Sánchez en la campaña que se avecina si ya lo ha dicho todo? Patxi presume de que como los añorados Martes y Trece: “Él no quería” pero que le fueron a buscar en tropel muchos, casi todos, los que hasta el último momento sobaron el lomo al que era secretario general. Ahora le ha abandonado hasta César Luena.
El riojano se ha marchado con López quizá a la espera de que ese salto no sea el último y de que, un a vez que Susana gane y pacte con López tres o cuatro puestos en la candidatura, alguna prebende le caerá a él. Pero debería abandonar toda esperanza; sobre todo si el secretario de Organización con Díaz es uno de los políticos de más largo recorrido que hay en este país: Máximo Díaz Cano, hoy soporte de Díaz en Andalucía y antaño uno de los monaguillos más fervorosos de José Bono en su virreinato castellano-manchego. Díaz Cano suena y es porque algo lleva. Sin duda.
Díaz Cano, se supone, está diariamente en contacto con el portavoz de la Gestora, Mario Jiménez, que todavía no ha terminado de escudriñar las numerosas martingalas, trampas por qué llamarlas de otra forma, que han urdido los desesperados sanchistas. Jiménez habla y no para a quien quiere oírle de cómo se ha quedado estupefacto ante la realidad de unas veintenas de nuevas afiliaciones que han presentado como medio de pago ¡una sola tarjeta de crédito por cada grupo! Es lo que puede denominarse pago en comandita.
En los próximos días viviremos el susto de los avales rechazados que ahora mismo puede alcanzar más de un 10%, lo cual en un partido democrático resultaría un verdadero escándalo. Sánchez se ha puesto la venda antes que la herida y ha denunciado que la Gestora viene a por él pero curiosamente vuelve a engañar al personal: no es la Gestora la que empalidece sus expectativas; es el Reglamento que él mismo articuló pensando en su propio beneficio. Es el caso del alguacil alguacilado, de un personaje que ha supuesto para el PSOE una auténtica pesadilla y para España una desgracia de proporciones sólo comparables a las de su antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero.