Cospedal encara el final de su "revolución tranquila" en las Fuerzas Armadas
En las próximas semanas, seis meses después de su llegada al cargo, la ministra de Defensa culminará la renovación de la cúpula militar con un objetivo prioritario.
"Por primer vez en muchos años sabemos donde queremos llegar. No se si llegaremos, pero sabemos el destino". Quien así se expresa a ESdiario es un general del Ejército en activo, a modo de balance de los seis meses que María Dolores de Cospedal lleva en el siempre delicado Ministerio de Defensa. Y añade: "Por primera vez los nombramientos decisivos se están pensando y responden más a un perfil militar que a las afinidades políticas".
Este militar pone como ejemplo el nombramiento durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como JEMAD-en pleno proceso de impulso de la Defensa Europea y de refuerzo de la OTAN- del general José Julio Rodríguez a cargo de la desaparecida Carme Chacón. Rodríguez, sin apenas experiencia internacional, limitaba su experiencia de gestión al departamento de adquisición de armamento del Ministerio.
Cospedal se está tomando su tiempo para la designación de los puestos claves en las FAS. Priman los perfiles técnicos y no políticos
Y es que si por algo se ha caracterizado Cospedal desde que el 4 de noviembre recogiera la cartera de Defensa de manos de su predecesor, Pedro Morenés, ha sido por no precipitarse, poner las luces largas y tratar de levantar un nuevo proyecto para unas alicaídas -la crisis económica sacudió su proceso de modernización- Fuerzas Armadas.
Por eso, con cada nombramiento en lo que se ha dado en llamar revolución tranquila, la ministra no sólo buscaba nombres sino perfiles, algo que no siempre había ocurrido en las etapas de sus antecesores en el cargo.
Cospedal mostró sus intenciones con su primera y fundamental elección: el JEMAD. El 24 de marzo eligió al general Fernando Alejandre con un curriculum eminentemente internacional. Baste un dato: era el primer militar español en la estructura de mando de la OTAN. Un pieza clave para el principal reto anunciado por la ministra: la apuesta decidida por una política de Defensa Europea y Atlántica.
Para reforzar a Alejandre, siete días después de su nombramiento como JEMAD, la ministra completó la renovación de la cúpula militar con otros tres "generales OTAN". Javier Varela como Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, el almirante Teodoro E. López Calderón como Jefe de Estado Mayor de la Armada y al teniente general Javier Salto Martínez-Avial como Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire.
Desde ahí, han tenido que pasar dos meses mas para que Cospedal ya elegido a otro de los cargos más decisivos en el funcionamiento del Ejército, el del jefe del Mando de Operaciones. Fue el Consejo de Ministros de la pasada semana el que aprobó el nombramiento del general Fernando José López del Pozo, con experiencia en los Balcanes, Irak y Libia.
El algún sector de las FAS-donde la competitividad en los ascensos entre generales y las tradicionales rencillas entre los tres ejércitos son habituales- reina cierta inquietud ante las vacantes que quedan por cubrir, la mayoría en la cúpula funcional del propio Ministerio.
Cospedal tiene previsto encarar en las próximas semanas los nombramientos al frente de los departamentos de Personal, Armamento, y Asuntos Económicos, todos ellos con rango de Dirección General. Y también un cargo de cierto relumbrón, el del director del Centro de Información de las Fuerza Armadas (CIFAS), el CNI militar.
Este mismo viernes, además, el Consejo de Ministros ha aprobado el nombramiento como asesor jurídico general de la Defensa de Ricardo Cuesta del Castillo, hasta ahora asesor jurídico del Ejército del Aire.
Cuando el JEMAD afronte la cobertura de esta media decena de puestos de responsabilidad, Cospedal habrá completado su revolución tranquila y se dispondrá a poner en marcha su hoja de ruta para los próximos años.