Puigdemont viene a Madrid a contar otra falsedad y se cae con todo el equipo
El presidente catalán apela a las supuestas millones de adhesiones al "proceso" a través del Pacto Nacional. Pero no ha dicho la gran mentira que se esconde tras la iniciativa.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, apela al supuesto medio millón de firmas de catalanes en apoyo al "proceso" para reafirmar, en Madrid, su amenaza de referéndum. "Sería sensato no despreciar esa realidad. Porqué es sobre ella y sobre el largo camino recorrido por el Parlamento de Catalunya en la defensa del derecho a la autodeterminación que fundamentaremos la propuesta formal que vamos a dirigir de manera inmediata al Gobierno español", ha dicho este lunes, olvidando la gran mentira que esas adhesiones al Pacte Nacional ocultan.
"El Estado español no dispone de tanto poder como para impedir tanta democracia. Celebraremos el referéndum, nuestro compromiso es democráticamente inviolable". Esta es la frase que resume la última y más elevada amenaza de la Generalitat al Gobierno. Y esta es la respuesta de Carles Puigdemont después de que horas antes, Mariano Rajoy volviera a emplazarle a presentar su petición de referéndum de independencia en las Cortes Generales, el Congreso: si quiere alterar la soberanía nacional, tiene que debatirlo con quienes la representan, los 350 diputados, "y con los españoles viéndolo por televisión", enfatizó el presidente.
Y también apenas unas horas después de que el diario El País hiciera público el artefacto legal que la Generalitat tiene planeado si el Gobierno no autoriza el referéndum soberanista -una desconexión exprés en 24 horas-, el presidente catalán, Carles Puigdemont compareció en Madrid para presentar de forma oficial su hoja de ruta para la independencia.
En un lugar tan emblemático como el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de la capital cedido para la ocasión por la alcaldesa Manuela Carmena, Puigdemont pronunció su conferencia bajo el título Un referéndum para Cataluña. Una invitación a un acuerdo democrático, con la que Junts Pel Sí pretende hacer su última oferta al gobierno de Mariano Rajoy tras rechazar, como propuso La Moncloa este viernes, defender su propuesta rupturista en el Congreso de los Diputados.
"Nosotros queremos contar con nuestras herramientas. Queremos ser responsable de nuestros aciertos y de nuestros errores", advirtió Junqueras
Sin embargo, en su puesta de largo en Madrid y en castellano, Puigdemont comenzó su intervención con un ultimátum destinado a Rajoy. "No va a haber muchos ofrecimientos más", advirtió. Puigdemont aseguró, en un nuevo mensaje dirigido a La Moncloa, que "los gobernantes tenemos la obligación de no mirar a otro lado. No hacer nada ante lo que el propio Rajoy dijo que era el principal reto de España se puede calificar de muchas maneras menos responsable".
Pero, para responder a la oferta del Gobierno de llevar su propuesta soberanista al Congreso -como ocurrió con el Plan Ibarretxe- el presidente catalán se cerró en banda. Calificó la propuesta de "coartada para difuminar la ausencia de voluntad política" y de un "error en el que no queremos volver participar". "No cuenten con nosotros para ningún simulacro", remachó.
Por ello, Puigdemont insistió en su apuesta por las urnas, aunque sean ilegales. "El verdadero propósito que persigue la mayoría de Cataluña -insistió- es el poder votar, más allá del sentido del voto, independentistas o no, todos esperan ser escuchados para ejercer sus derechos colectivos".
"El Estado español no dispone de tanto poder como para impedir tanta democracia", enfatizó el presidente catalán entre los aplausos de los asistentes a su charla. "Deseamos que el referéndum de Cataluña sea pactado con el Estado español, a imagen y semejanza del Reino Unido y Escocia. Estamos dispuestos a hablar de todo y con todos, de la fecha, de la preguntas, de la participación necesaria", dijo. Y concluyó: "celebraremos el referéndum, nuestro compromiso es democráticamente inviolable".
Junqueras y Romeva, el "poli bueno"
Al presidente catalán le precedió en el atril Oriol Junqueras. "Nosotros queremos contar con nuestras herramientas. Queremos ser responsables de nuestro presente y de nuestro futuro. Queremos ser responsable de nuestros aciertos y de nuestros errores. Queremos que sean nuestros ciudadanos los que tengan oportunidad de elegir", explicó el líder de ERC.
Por su parte, Raúl Romeva aseguró que los soberanistas tan sólo pretenden "reformular nuestra relación desde un reconocimiento mutuo, no se trata de unos contra otros, Cataluña no va contra nadie, se trata de determinar como todos nosotros queremos que sean nuestras relaciones".
Antes de ofrecer su charla en la capital, Puigdemont se entrevistó en la delegación de la Generalitat en Madrid con el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias; y con el portavoz de En Comù Podem, Xavier Domenech. Después, ya en el Palacio de Cibeles, fue recibido por la alcaldesa Manuela Carmena, anfitriona del polémico acto.
La conferencia, que albergó la llamada Caja de Música del Ayuntamiento madrileño con capacidad para unas 300 personas, contó -al margen de Iglesias como invitado VIP- también con la presencia de German Pisarello, número dos de Ada Colau en el Consistorio de Barcelona, los diputados de ERC, Joan Tardá y Gabriel Rufián; los del PDECAT, Carles Campuzano y Josep Cleríes, y Aitor Esteban, del PNV. No hubo representación de ningún tipo del PP, del PSOE ni de Ciudadanos.
En la calle y a las puertas del Palacio de Cibeles se concentraron dos centenares de personas convocadas por La Falange sin que produjeran incidentes. Los manifestantes pronunciaron gritos de "terroristas, separatistas" y "No nos engañan, Cataluña es España" sin que se produjeran incidentes.