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Podemos activa un plan de emergencia después de la paliza antológica a Iglesias

El líder de los morados recibió una clase magistral de parlamentarismo: creía que iba a dar un mitin y se encontró de frente a Rajoy y a todos los que ha ido denigrando por el camino.

Irene Montero accediendo a la tribuna. Al fondo, Pablo iglesias.

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Podemos convirtió este martes el Congreso en un show y el hemiciclo en un plató de televisión con el único objetivo de apuntarse un tanto mediático, improvisar una escenificación de esas que tanto le gustan a Pablo Iglesias y convertir una sesión tan solemne como un moción de censura -la tercera de la Democracia- en un nuevo artificio, como el tramabús, destinado a movilizar a sus alicaídas bases y sus menguantes votantes -según las últimas encuestas-, pero no para ofrecer una alternativa real de gobierno al PP.

Ni siquiera tampoco para el otro supuesto objetivo de Iglesias de utilizar la cita histórica de este martes para erigirse en el nuevo y hegemónico líder de la izquierda, un intento al que respondió Pedro Sánchez a través de Twitter:

Como adelantó ESdiario este lunes, los dos máximos responsables del partido morado en el Congreso diseñaron una estrategia para acaparar la tribuna de oradores durante horas, dilatar el debate de su iniciativa sumando una jornada más, la de este miércoles, y sumar el mayor tiempo posible de directos en los programas radiofónicos matinales y las dos tertulias políticas de referencia: Al Rojo Vivo de La Sexta y Las Mañanas de Cuatro. De hecho, el Congreso batió uno de sus récords históricos con más de 400 periodistas acreditados, entre ellos algunos medios extranjeros como sendos equipos de televisión de Portugal y Ecuador.

Rajoy vio pronto las intenciones de Iglesias y se lo reprochó: "Ha convertido la política en un concurso de gestos"

Montero abrió el fuego con una larguísima intervención en un tono poco usual en la tribuna. A gritos, en muchas ocasiones, gesticulando en casi todas, con frases secuenciadas de menos de un minuto que los reforzados equipos de redes sociales de Podemos subían de inmediatos a sus canales habituales en forma de vídeo.

Sin embargo, la decisión de Mariano Rajoy de dar personalmente la réplica a la portavoz de Podemos pareció descolocar a Iglesias. Y es que durante gran parte de la mañana, desde las 9 hasta casi las 13 horas del mediodía lo que los medios y las redes retransmitieron fue un sorprendente cara a cara entre el presidente del Gobierno y la portavoz morada, con el candidato de Podemos a la Presidencia del Gobierno como mero e incómodo testigo del lance desde su escaño.

Como es habitual en los plenos más importantes pero con mayor frecuencia si cabe, todos y cada uno de los diputados de la formación morada tuitearon para suplir el cara a cara que de verdad se esperaba en la Cámara. Y es que al tono visiblemente importado -por moderado y sereno- que utilizó Iglesias, respondió Rajoy con una demoledora réplica que enardeció a la bancada popular. Y además, en horario de telediario.

Que Pablo Iglesias no había preparado su larguísima intervención para derrotar a Rajoy, sino más bien para acaparar el mayor número de horas de televisión, dio cuenta el tono complaciente que empleó el líder de Podemos que, además, huyó del cuerpo a cuerpo y no respondió a ninguna de las preguntas concretas que el presidente del Gobierno le formuló fundamentalmente, sobre la situación en Cataluña.

A la búsqueda del periodista en el receso

De hecho, pronto se pudo ver que los dirigentes de Podemos no estaban nada satisfechos con el balance de la intervención de su líder. Y activaron un plan de emergencia que tuvo su escenificación en el receso de una hora que la presidenta del Congreso decretó a media tarde. Distintos dirigentes morados, como Juan Carlos Monedero, Rafa Mayoral o Iñigo Errejón, protagonizaron corrillos con periodistas para elogiar la intervención de Iglesias.

Y éste mismo, forzó un canutazo -un encuentro con los micrófonos de los periodistas- en los pasillos del Congreso en el que calificó de "magnífico" el discurso de Montero, dijo haber visto "muy nerviosa" a la bancada popular y dio por hecho que Rajoy "se vio obligado" a responder a su portavoz.

Iglesias en la tribuna y su equipo en los tradicionales corrillos basaron toda su estrategia -hasta en siete ocasiones se lo dijo el líder de Podemos- en presentar a un Rajoy titubeante, mucho más agrio de lo habitual -según los morados-y también inusualmente nervioso. Pero, en realidad, el líder del PP volvió a tirar de su habitual ironía y de sus contrastadas dotes de parlamentario.

"Parece que esta moción les ha preocupado más de lo que decían", le espetó Iglesias. "Tiene mucha prisa para su programa de asalto porque siente que la ocasión se le escapa y su principal antagonista (el PSOE) se recupera", le replicó Rajoy. "Y -apostilló- ha convertido la política en un concurso de gestos".

Gestos como las interminables interrupciones de los diputados de Podemos para aplaudir a cualquier frase de sus líderes o las largas ovaciones que les dedicaron cuando terminaron sus intervenciones. Y mientras, Iglesias fijaba su vista en la tribuna en busca de sus vips, ante las sonoras y muy comentadas ausencias de Manuela Carmena y Ada Colau, a las que puso como ejemplo de su gobierno alternativo.

Pero en la tribuna, aparte de Juan Carlos Monedero y Pablo Echenique, apenas destacaron Rita Maestre, el exJemad, José Julio Rodríguez, el concejal madrileño Carlos Sánchez Mato y dos polémicos alcaldes de Podemos, la de Badalona, Dolors Sabaté, y el de Ferrol, Jorge Suárez.

También el alcalde de La Coruña, Xulio Ferreiro, pillado in fraganti jugando al Candy Crush durante la intervención de Irene Montero.

La primera se hizo popular por abrir las dependencias municipales el día de la Fiesta Nacional y el segundo, hace apenas cuatro días, por negarse a homenajear al joven Ignacio Echeverría, asesinado en el último atentado en Londres.

La jornada la resumió la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, en una frase que retumbó en el hemiciclo. "Aquí se está representando la obra de teatro más cara de España", se lamentó. Oramas tuvo un más que agrio rifirrafe con Iglesias, al que llegó a acusar de "machista" por el tono de su primera réplica.

Y es que Podemos no solamente se llevó el varapalo dialéctico de Rajoy. Todos los portavoces del Grupo Mixto coincidieron en desmontar el discurso matinal de Montero e Iglesias.

Lo hicieron sucesivamente Pedro Quevedo (Nueva Canarias), Isidro Martínez Oblanca (Foro Asturias), José Javier Esparza (UPN) e, incluso, el portavoz del PDECAT, Carles Campuzano. Solo el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, y la de Bildu, Mariam Beitialarrangoitia, mostraron su apoyo a la moción de censura de Podemos.