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Sánchez vuelve a "desaparecer" muy enfadado tras un verano caótico en el PSOE

Los socialsitas se "retiran" (tras la obligada reaparición por los atentados de Cataluña) para recomponer una imagen que estaba rota. Ahora la orden es "línea plana" y esperar a septiembre.

Oscar Puente y Pedro Sánchez, en una imagen de un acto del PSOE.

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El verano ha sido muy caliente en las filas socialistas. Después de la desaparición de Pedro Sánchez, unos días antes de agosto, este estival mes se ha caracterizado por las numerosas metidas de pata. El asueto del secretario general del PSOE se verá forzosamente detenido el próximo sábado para acudir a la manifestación en Barcelona contra los atentados terroristas pero nada más. Perfil bajo y prudencia ya hasta el mes de septiembre.

Y es que fuentes socialistas consultadas por ESdiario no han ocultado el malestar de Sánchez con los acontecimientos que han marcado la actualidad política de su partido durante las vacaciones. ¿Qué acontecimientos? sonadas salidas de tono de importantes dirigentes, de la máxima confianza del líder, que han protagonizado numerosas polémicas y sensibles mermas a la imagen del PSOE, justo cuando parecía que recuperaba pulso electoral tras la publicación de los últimos datos del CIS.

Especial importancia, por la pésima imagen transmitida, ha sido precisamente la del portavoz oficial de los socialistas. El también alcalde de Valladolid, Óscar Puente, manifestaba en una entrevista que la crisis que vive Venezuela es "responsabilidad colectiva de los venezolanos, no solo del presidente Nicolás Maduro, porque una sociedad no llega a esta situación sólo por un Gobierno sino por múltiples razones", unas palabras que provocaron un infinito torrente de críticas mediáticas, políticas y sociales al PSOE.

Poco después, los socialistas volvían a patinar en la valoración de una de las graves crisis de este verano y que provocaba incluso una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros: la huelga de Eulen en el Aeropuerto del Prat. En este aspecto, otro peso pesado del partido, José Luis Ábalos, provocaba un terremoto al calificar de "una forma de esquirolaje" a la decisión gubernamental más aplaudida, la de ordenar a que la Guardia Civil se hiciese cargo del control de los accesos del aeródromo barcelonés.

Para completar la lista de despropósitos, irrumpía José Manuel Franco (de la Federación madrileña y otros de los dirigentes más próximos a Pedro Sánchez) para realizar unas sorprendentes declaraciones en las que afirmaba que Madrid podría ser una nación en el Estado plurinacional. La sorpresa fue tal que en su propio partido, Tomás Sánchez se atrevía a ridiculizarle con un artículo público -mirando de reojo al propio Sánchez- y además de provocar críticas políticas su "propuesta" llegaba a ser comentada hasta en la rueda de prensa posterior al último Consejo de Ministros ordinario antes de las vacaciones.

Este inusual cúmulo de errores encadenados ha provocado una "bronca" de Pedro Sánchez y una severa llamada al orden para que se mantenga el silencio hasta septiembre, únicamente para romperse este sábado en la concentración de Barcelona en la que será el propio secretario general del PSOE quien realice las manifestaciones. Y eso que asistirán todos los presidentes regionales de su formación o el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Esta "llamada al orden" o, mejor dicho, "imposición del silencio" aplaza algunos debates políticos que tiene sobre la mesa el principal partido de la oposición. Mutismo y ninguna ocurrencia más hasta el inicio de curso.