La entente catalana de Rajoy, Sánchez y Rivera deja solo y aislado a Iglesias
Los líderes del PSOE y de Ciudadanos han mostrado su total respaldo al presidente del Gobierno y lo que tiene preparado ante el 1-O. Podemos ni está ni se le espera en tan gravísimo desafío.
La insolencia y altivez de los portavoces del desafío secesionista catalán ha logrado blindar a La Moncloa. De aquí al 1 de octubre, el presidente del Gobierno ha conseguido una “tregua sin fisuras” de Pedro Sánchez y Albert Rivera, con quienes en las últimas horas ha mantenido sendas conversaciones. A ambos les ha trasladado la gravedad de la situación, cosa que ellos ya sabían, y al mismo tiempo les ha dejado claro que el Gobierno “no va a dar un paso atrás” en defensa de la legalidad vigente y de la soberanía nacional.
Ya los atentados de Barcelona llevaron al PSOE a retrasar el debate y propuesta de una comisión de estudio sobre la plurinacionalidad de España. Nada más tomarse la decisión en la mañana del martes, Pedro Sánchez telefoneó a Rajoy, a quien informó de la iniciativa socialista que “dada la situación” no se pondría en marcha hasta después del primero de octubre. Los socialistas han pulido sus ideas iniciales para que la iniciativa sea asumible por la mayoría de los partidos políticos y de manera especial por el PP. Son conscientes de que sin el concurso de los populares cualquier modificación que se pretenda de la Constitución está condenada al fracaso.
Como el tema es serio y grave, Moncloa no dará un paso sin informar y escuchar previamente al líder de la oposición
Rajoy, en un alarde de pragmatismo más que de convicción, no puso pega alguna a Sánchez. Si hay que debatir se debate. En el fondo, el líder del PP se ha ahorrado una eventual polémica y, al mismo tiempo, ha liberado al PSOE de mantener abierta una polémica que desconcierta incluso a muchos socialistas.
Si el debate propuesto por el PSOE va a tener como escenario una comisión de estudio a la que el PP no se opone, en buen medida, el debate interno del PSOE queda zanjado. A partir de ahora, los socialistas siempre podrán decir, y con razón, que ahora ese debate, molesto para ellos mismos, queda residenciado en la citada comisión que no se constituirá, al menos, hasta bien entrado el próximo mes.
Los socialistas dijeron desde el primer momento que estarían con el Gobierno en la defensa de la legalidad. Pero ahí se quedaron sin que faltaran voces que alertaron al Ejecutivo de que este apoyo no era lo que se suele llamar “cheque en blanco”. Ese cheque no se ha firmado oficialmente, pero en el PSOE son cada vez más los partidarios de poner las menos pegas posible a la acción del Gobierno.
La Mesa del Parlamento de Cataluña reunida este martes. El miércoles puede ser el día definitivo del desafío secesionista.
Ni ellos ni el Gobierno quieren que la situación sea extrema, pero si esto llegara a ocurrir “no es responsable ni serio oponerse a poner en marcha las medidas democráticas contempladas en la Constitución”, se indica desde la dirección socialista en Ferraz. Esto, en sí mismo, no garantiza a priori eventuales discrepancias que en todo caso se plantearan dentro de la discreción y sin salirse del circuito de comunicación establecido entre Mariano Rajoy y el secretario general del PSOE. Los socialistas, conscientes de que tienen que ser percibidos como un partido de Gobierno y con sentido de Estado no se van a permitir frivolidad alguna ante el problema político más serio que tiene España.
Tanto Ciudadanos como el PP tienen la convicción de que después de “días difíciles” no habrá otra salida que unas elecciones autonómicas.
Como el tema es serio y grave, La Moncloa no dará un paso sin informar y escuchar previamente al líder de la oposición, sabiendo que “es al presidente del Gobierno y al Gobierno a los que los ciudadanos miran y de los que esperan medidas ante semejante desafío que duele a la inmensa mayoría de ciudadanos españoles”, advierten desde Génova, en donde las contundentes declaraciones de Miquel Iceta, secretario general de los socialistas catalanes, rotundamente contrario al referéndum y a la participación en el mismo aunque fuera para votar que no, han sido recibidas con alivio y satisfacción. “Es bueno para todos que en este punto no haya fisuras en el principal partido de la oposición”.
En la cuestión catalana, la sintonía entre el PP y Ciudadanos ha sido patente a lo largo del tiempo y ahora también. Ambos partidos coinciden en el mensaje ya sabido de que no habrá referéndum, pero se ha dado un paso más: no habrá referéndum ni un nuevo 9-N. “Hasta aquí ha llegado el agua”, comenta un dirigente de C's.
Además, tanto Ciudadanos como el PP tienen la convicción de que después de “días difíciles” no habrá otra salida que unas elecciones autonómicas. No hay nada firmado, pero ambos saben que una vez celebradas “debemos ayudarnos”. El objetivo compartido es desalojar al secesionismo del poder en Cataluña.
Para lograrlo, el concurso del PSC se presenta como fundamental. Sin embargo, y siendo este el escenario que se maneja, ni unos ni otros quieren entrar ahora “en ese jardín”. Lo importante, que en esta ocasión coincide con lo urgente, es salvar el 1-O y llegar a esa fecha sin fisura alguna entre los partidos constitucionalistas. Todo indica, pese a las reservas que puedan existir entre unos y otros, que el blindaje ante el desafío secesionista se ha logrado.
¿Y Podemos? Podemos ni está ni se le espera. El juego de palabras según el cual el referéndum es una “movilización” hace imposible para los partidos constitucionalistas, y desde luego para el Gobierno, cualquier acuerdo por mínimo que sea. La indefinición de sus líderes y la cena en casa de Jaume Roures entre Pablo Iglesias y Junqueras son factores determinantes para la desconfianza.
¿Y Podemos?. Podemos ni está ni se le espera. Basta ver el juego de palabras según el cual el referéndum es una “movilización”
“Podemos está donde ellos mismos se han colocado. Fuera de todo consenso, fuera del sentido común, fuera de todo sentido de Estado. Caminan hacia la irrelevancia a pasos agigantados pero ellos verán lo que hacen. A nosotros no nos quitan ni un minuto de sueño”, se indica desde el PP. En el PSOE lo que se tiene claro es que “Podemos no puede ser la alternativa de Gobierno y una cosa es coincidir en asuntos puntuales en el Congreso y otra bien distinta, para nosotros absolutamente descartada, seguirles el juego en algo tan serio como es la unidad de España. El PSOE nunca ha estado ni estará en eso. El referéndum es un desafío, es una ilegalidad manifiesta y no una inocente movilización ciudadana”.
El Estado en su conjunto está en guardia. La Fiscalía General del Estado ya ha advertido de la ilegalidad del referéndum, el ministro de Hacienda ha hecho saber las consecuencias que tendría el pagar los impuestos no cedidos a la Generalitat a la Hacienda catalana y tanto la Abogacía del Estado, como los servicios jurídicos de La Moncloa y el propio Constitucional tienen todo dispuesto para “actuar en horas”.
Pese a todo existe también la convicción compartida de que el 1 de Octubre “algo harán. Es impensable que se queden en casa viendo la televisión como si nada ocurriera. Algo habrá”. Y es en este punto en donde el Gobierno quiere ser especialmente prudente. Se temen que los sectores más radicalizados puedan provocar situaciones de tensión en la calle, incluso de violencia callejera.