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Pánico en el Palau: CNI alerta para evitar la destrucción de dos pruebas clave

El espionaje español y la Guardia Civil toman medidas para evitar que la administración catalana y los funcionarios independentistas destruyan masivamente los documentos más sensibles.

Junqueras hace una confidencia a Puigdemont en una reunión del Govern.

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"Vamos a vigilar el consumo energético de la próxima semana, las trituradoras van a funcionar a toda maquina". Con esta ironía se refieren fuentes gubernamentales a ESdiario sobre lo que puede suceder en los departamentos más sensibles de la Generalitat en los días que van a transcurrir desde que este sábado pasado el Gobierno activara el artículo 155 hasta que el próximo viernes el Senado lo apruebe y dé vía libre para su aplicación efectiva. Será entonces, cuando el aparato del Estado aterrice en todos y cada uno de los estamentos de la administración catalana.

Este plazo tan dilatado preocupa en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, especialmente en la Guardia Civil, que es la que investiga todo lo que rodea al 1 de Octubre. Pero también en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que lleva varios meses rastreando la llamada "conexión exterior" del procés. O por mejor decir, el papel del gobierno de Rusia en apoyo al independentismo, es una nueva maniobra de Putin para dinamitar la Unión Europea.

Como ya publicó ESdiario el pasado 19 de septiembre, hackers rusos han trabajado en los últimos meses para la Generalitat en apoyo de las webs ocultas que Puigdemont fue utilizando a medida que la justicia iba decretando el cierre de las páginas oficiales del referéndum ilegal.

El CNI y el FSB ruso tienen una vieja cuenta pendiente. En 2007, un espía español fue detenido tras haber sido captado por Rusia y convertido en agente doble.

En el departamento que dirige el general Féliz Sánz Roldán, se teme que esta semana se produzca una destrucción masiva de documentos que demostrarían el papel de Rusia y del fundador de Wilileaks, Julián Assange, en el órdago de Puigdemont y Junqueras. Parte de esa documentación está vinculada a la llamada Agencia de Ciberseguridad de Cataluña, un órgano clave para la hipotética República catalana independiente.

La autodenominada Agencia de Ciberseguridad de Cataluña, en una reciente visita de Puigdemont.

El otro dosier decisivo que se teme sea destruido es objetivo de la lupa de la Guardia Civil. Y es la llamada pasarela financiera entre las distintas consejerías de la Generalitat y la Asamblea Nacional Catalana y Ómnium. Ya, el pasado viernes, la juez Carmen Lamela ordenó el rastreo de las finanzas de las dos plataformas que han impulsado el desafío secesionista.

Pero tanto la Guardia Civil como el CNI consideran que al margen de la subvenciones en A -contratos públicos legales y con publicidad- hay otros ingresos en B desde el Govern a las entidades que presiden aún Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.

La deuda pendiente del CNI con Rusia

El referéndum ilegal y la llamada conexión rusa supone la deuda pendiente que la inteligencia española tiene con su homologo de Rusia, el Servicio Federal de Seguridad (FSB). Y es que las relaciones entre ambos organismos no es nada fluida desde el año 2007. Entonces, en un hecho sin precedentes, el CNI detuvo a uno de sus agentes, Roberto Flórez García, que había sido captado por el espionaje ruso y al que facilitaba información en calidad de agente doble.

El entonces director del CNI, Alberto Sáiz, explicó entonces que aquel caso de espionaje repercutiría en el modelo de relación con los servicios secretos que compraron la información facilitada por Flórez, aunque no tendría consecuencias en las relaciones bilaterales con ese país.

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