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El enfado del PP con el TSJ de Cataluña atruena en los despachos de sus jueces

Los populares creen que el TSJC y su presidente, Jesús María Barrientos, se han puesto de perfil en todo este proceso que sí avanza en la Audiencia Nacional y en el Tribunal Supremo.

Jesús María Barrientos, presidente del TSJ de Cataluña.

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Carlos Dávila

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El PDeCAT y ERC ya han anunciado que se presentarán a las elecciones del 21 de diciembre. Y nadie duda de que incluso los más “enragés” de las CUP van a presentar sus listas, así que las cábalas caminan por otros derroteros. Por las vías de la normalidad preelectoral que no son otras que las conjeturas sobre qué va a suceder en cada partido y quién encabezará la lista de cada quien.

De entrada, una duda importante: ¿Se repetirá o no esa coalición de intereses partidistas y personales de Junts pel Sí? Pues bien, se puede decir que, salvo que a última hora Junqueras se muestre generoso y ofrezca cobijo a los resistentes de la antigua Convergencia, la idea del propio exvicepresidente y de la auténtica jefa de Esquerra, Marta Rovira, es que los socios de Puigdemont y del cobardísimo Mas se lo coman con su pan o mejor dicho, con su falta de pan.

O sea, que el PDeCAT o como quiera llamarse el próximo ingenio electoral, se quede con sus miserias porque a Esquerra no le añade exactamente nada. La casi imposible coalición resultará impensable si los ejercicios en la cuerda floja de Santi Vila, el consejero que se apeó en marcha, para ser el número uno de la formación en la que aún milita, tienen éxito y logra sus propósitos en un partido residual donde el más proclive a sus martingalas le llama, a éste sí, traidor.

Ahora, quien debe actuar en todas sus instancias es la Justicia, el Ejecutivo ya lo ha hecho y va a cargar en lo sucesivo con la mochila de unas decisiones que, a menudo, no han sido bien entendidas

Vila mantiene la posibilidad, y no la ha rechazado expresamente, de presentarse por un partido casi inédito como es el Pacte Democratic per Catalunya que, según aseguran por Las Ramblas de Barcelona también ha mantenido contactos con los Lliures de Fernández Teixidó, un curioso personaje que ha transitado por casi todos los partidos políticos que están o han estado presentes en el Principado, desde el comunista del PSUC, pasando por el CDS de Adolfo Suárez y abrigándose durante algún tiempo en la Convergencia pujolista.

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No habiendo pues dudas sobre si los sediciosos van a concurrir a las urnas legales del 21 de diciembre, sí existen sobre si sus máximos epígonos, los héroes de pacotilla que han dejado Cataluña para el tinte, guardan en sí la menor intención de apuntarse en las listas. Desde luego que desde el punto de vista legal sí lo podrían hacer porque las querellas ya presentadas por la Fiscalía General del Estado no les inhabilitan, esto sólo les puede ocurrir si un tribunal edita una sentencia aunque no sea firme, aunque existan otras instancias de apelación.

Hay que revelar el enorme disgusto que existe en el Gobierno y en el PP sobre la actuación que está teniendo el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y su presidente

Con una sola instancia basta, no hace falta que se terminen todas las apelaciones posibles, pero como de aquí al 20 de diciembre no existe posibilidad legal alguna de que los aguerridos individuos que, como Puigdemont, quisieron cambiar su impunidad por una convocatoria de elecciones, resulten marginados de las listas.

Al respecto y sobre el papel de los tribunales en todo este desgraciado proceso, hay que revelar el enorme disgusto que existe en el Gobierno y en el Partido Popular sobre la actuación que está teniendo el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y más concretamente su presidente, Jesús María Barrientos. El TSJC lleva literalmente parado, en espera de no se sabe qué expectativas y sin que se le conozcan ni una sola decisión que afecte a los rebeldes que han puesto la legalidad de Cataluña en solfa y al nivel más bajo de su historia.

Lo cierto es que ahora mismo quien debe actuar en todas sus instancias es la Justicia, el Ejecutivo ya lo ha hecho y va a cargar en lo sucesivo con la mochila de unas decisiones que, a menudo, no han sido bien entendidas. Es curioso a este respecto que los analistas más severos, aquellos que siempre ponen las garantías por anticipado, estén imputando al Gobierno de Rajoy o miedo en la aplicación del 155 o incluso connivencia con los sediciosos. Pero, ¿qué hubiera ocurrido si Rajoy o sus ministros hubieran resbalado con una sola decisión equivocada o precipitada? Les habría caído la del pulpo.

Y es que en estos momentos en España sobran los listos que predican una cosa y la contraria pero aseguran que las dos están en lo cierto. Otro ejemplo es el de la televisión catalana. El cronista no conoce ni un solo periodista que se pronuncie a favor de llevar a negro, como se dice en el argot, a TV3. Ni uno.

Ahora muchos, esperan sin declararlo abiertamente que, a quien corresponda, lo haga, que sustituya a los sediciosos directivos del multicanal rebelde e impida que la programación siga incitando al odio y al enfrentamiento cívico. A un colega especialmente untuoso se le ha escuchado decir: “Que lo haga el Gobierno que para eso le pagamos”.

Pues bien: hay que mojarse y si no se quiere intervención a las bravas que se realice con inteligencia. Es de esperar a este respecto que Montoro, el ministro de Hacienda que machaca sin piedad incluso con efectos retroactivos, no permita que se libre en adelante un solo cheque público para la tele rebelde. Ni un euro. Así los directivos que aún figuran en su nómina se encontrarán con que insultar ya no tiene que ser pagado por los españoles en general.

Porque, en definitiva, tampoco existe sobre la faz de Cataluña y de España en general un solo individuo que piense que con la televisión sediciosa en contra, los españoles podamos ganar las elecciones en el Principado.

La TV3 está tomada por un valenciano renegado y converso que trabaja como el más brutal de los independentistas y por una legión de fulanos que pertenecen o a Òmnium Cultural, el engendro que engrasó Pujol con nuestros dineros, o a la Asamblea Nacional, ese turbio negociete imperialista que trabaja ahora para boicotear las elecciones y que está llamando a la revolución en las calles. Sus jefes, encarcelados o no, van a durar poco más de un telediario, la TV3 o lo remediamos o seguirá con sus abyectos telediarios.

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