La traición de Forcadell hunde la moral de Puigdemont y los exconsellers
La estrategia del victimismo salta por los aires en plena precampaña para las elecciones del 21-D, hiere de muerte la respuesta única al 155 y deja a los pies de los caballos al expresident.
Cuando a primera hora de este viernes el abogado de Carmen Forcadell depositó los 150.000 euros de fianza en el Tribunal Supremo, la presidenta del Parlament sabía ya que era una ciudadana libre. Pero de paso abrió una grieta de incalculable proporciones a la causa independentista.
La gran traición de Forcadell al procés y a la estrategia de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras de despreciar a los tribunales españoles ha hecho que en ámbitos del independentismo cunda la indignación. No en vano la rendición viene de la mismísima expresidenta de la Asociación Nacional Catalana (ANC), la que hasta hace poco proclamaba "ni un paso atrás". Y, según el propio juez Pablo Llarena, la "ideóloga" del intento de sedición.
Lo resume a la perfección un tuit publicado en el muro de la propia Forcadell tras agradecer los apoyos recibidos este jueves durante su declaración ante el Alto Tribunal:
Desde el frente político, en las últimas horas han destacado dos reacciones. La primera, la de Junqueras, que atisba una posible libertad bajo fianza cuando el Supremo -como decidió este jueves Llarena- asuma la causa que instruye en la Audiencia Nacional, Carmen Lamela. "Por muy larga que sea la tempestad, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Abrazo inmenso", tuiteó Junqueras desde la prisión de Estremera tras conocer que Forcadell no correría la misma suerte que él.
Pero a quien ha dejado auténticamente noqueado la traición televisada de Forcadell y el resto de los miembros de la Mesa del Parlament -varios de ellos del propio PDeCAT- ha sido al fugado expresident, Carles Puigdemont.
Lejos de felicitar a Forcadell por salir airosa del trance en el Supremo, lanzaba este nuevo ataque el Poder Judicial y al Estado de Derecho.
En la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que Forcadell presidió antes de dar el relevo al encarcelado Jordi Sánchez, reina el desconcierto. Nadie afea a la presidenta del Parlament su acatamiento ante el juez del artículo 155 y su renuncia expresa a seguir operando fuera de la Constitución. La ANC se limita a aprovechar la anécdota de la noche en la cárcel de Alcalá que Forcadell ha tenido que pasar:
Sin embargo, en la ANC reina la desolación. Mientras la plataforma independentista prepara la manifestación del sábado y ha elegido a los familiares de los Jordis y los exconsejeros del Govern encarcelados para que porten la pancarta, Forcadell paseará libre por Barcelona. Un torpedo en la línea de flotación para la campaña de las elecciones del 21-O.
A todo esto se añade la decisión, anunciada este jueves, de los exconsejeros Josep Rull y Jordi Turull de renunciar a su abogado defensor y fichar al mismo bufete -Molins y Silva- que defendió al exconsejero arrepentido, Santi Vila. Se da la curiosa circunstancia que el letrado al que renuncian, Joaquín Cuevillas, es el que representa a Puigdemont en España.