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Cargos de Podemos aterrados ante el fin del partido: "Pablo nos va a destruir"

El recurso ante el TC contra el 155 en auxilio de Puigdemont ha escandalizado a muchos dirigentes morados, que se llevan las manos a la cabeza mientras su líder conduce a la ruina.

Pablo Iglesias. A su izquierda, Irene Montero. Y en primer termino, Xavier Domenech.

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El surrealismo se ha instalado para quedarse en el Grupo Parlamentario de Unidos Podemos. Pero entre sus 71 diputados reina desde hace semanas una sensación de indignación, frustración y pesimismo. No hay, por el momento, síntomas de rebelión dados los antecedentes. Los críticos con la gestión de Pablo Iglesias, cada vez más, saben bien que las consecuencias de la discrepancia es, directamente, la purga.

Pero la decisión anunciada este jueves, para sorpresa de muchos dirigentes del partido morado, de recurrir ante el Tribunal Constitucional la aplicación del artículo 155, en socorro del independentismo, ha provocado una marejada interna con pocos precedentes en la bancada de Podemos en el Congreso. Y, de paso, ha dañado las relaciones entre Iglesias y sus socios de En Comú, y entre los morados y Esquerra Republicana.

La intrahistoria de una decisión tan arriesgada y tan poco compartida en un muy nutrido sector de Podemos arrancó la pasada semana en Bruselas. El expresident Carles Puigdemont dio instrucciones a los dirigentes del PDeCAT para que convencieran a Iglesias y Domènech de dar el paso de llevar el 155 al TC en un recurso conjunto.

Los exconvergentes, con 8 diputados; y ERC, con 9, quedaban muy lejos del requisito legal para formalizar la iniciativa: la firma de 50 diputados o senadores. Tampoco lo podía hacer el Govern, cesado y con más de la mitad de sus miembros en prisión.

Con el mandato de Puigdemont bajo el brazo, el portavoz del PDeCAT en Madrid, Carles Campuzano, se fue a despachear por las dependencias de Podemos en el Congreso. Y con Iglesias y Domènech pactó el recurso. Y varios flecos más, según relatan a ESdiario fuentes parlamentarias.

En primer lugar, la obligada renuncia del PDeCAT a sacar rentabilidad al golpe de efecto impulsando una presentación conjunta del recurso por todo lo alto, es decir, posando en la escalinata de Los Leones o en las puertas del TC. "Sabemos las sensibilidades y la brecha que este asunto ha provocado en Podemos", reconocen fuentes de los nacionalistas catalanes para justificar la oposición de Iglesias a compartir escrito con PDeCAT y ERC.

En segundo lugar por ello, no sumar las firmas de los diputados de Puigdemont al recurso para que toda la rentabilidad de la acción recaiga en el candidato de los Comunes al 21-D, Xavier Domènech. A él le correspondería gestionar el anuncio -previsiblemente este mismo lunes, arranque oficial de la campaña- y apuntarse el tanto.

Y, en tercer lugar, mantener al margen a los 9 diputados que encabezan Rufián y Tardà. "Nos hubiera gustado que hubieran contado con nosotros, pero nos sumamos", reconoció este jueves el último.

De hecho, Rufián, que algo debía de sospechar, dedicó este miércoles su hiperactividad en Twitter a reclamar a Iglesias que diera el paso, él que contaba con los diputados suficientes. "¿Por qué Podemos, con quién tenemos muchas cosas en común, aún no ha iniciado un recurso de inconstitucionalidad contra el artículo 155?", se preguntó.

Domènech, candidato de En Comú Podem, en el plató de La Sexta mientras Iglesias le "reventaba" su anuncio estrella para la campaña del 21-D.

A partir de ahí, Iglesias -algo ya habitual en los últimos tiempos- robó a Domenech el solemne anuncio -que ni siquiera el diputado de los Comunes esbozó este miércoles en su rifirrafe con la vicepresidenta en la sesión de control- mientras el candidato de Ada Colau estaba en directo en el plató de La Sexta.

Para mayor polémica, Iglesias solemnizó el recurso contra el 155 de refilón, en un canutazo con los periodistas en los pasillos del Congreso, en apenas tres minutos y sin compañía alguna, ni siquiera la de su portavoz parlamentaria, Irene Montero. Varios diputados de Podemos se enteraron de tan trascendente decisión en ese momento y por la prensa. Y eso que este miércoles hubo reunión de su Grupo Parlamentario.

Después, cuando el malestar rayaba ya en algo más, En Comú envió a la sala de prensa al diputado Josep Vendrell a improvisar algunas explicaciones que parecía no tener. Apenas media docena de personas han sabido de las negociaciones entre Iglesias y Puigdemont, vía interpuesta de Carles Campuzano.

Diputados y asistentes de Esquerra, este jueves, reclamando la libertad de Junqueras y los exconsellers en las escalinatas del Congreso.

"De este golpe no nos vamos a recuperar, es irreversible", reconocen fuentes parlamentarias de Podemos próximas a la exresponsable de Estudios, Carolina Bescansa, quien hace unas semanas alzó la voz contra Iglesias. "Les hablamos mucho a los catalanes y poco a los españoles", se lamentó entonces.

El errejonismo apela a los sondeos para llevarse las manos a la cabeza por los bandazos de Iglesias. Y van más allá. "Hoy recurrimos al TC uno de los artículos más importantes de la Constitución y el miércoles Pablo decide presentarse aquí a la conmemoración de su aprobación, después de plantarse en las anteriores", afirman las citadas fuentes. "Estamos volviendo locos a nuestros votantes", remachan.

Se da la circunstancia de que este nuevo golpe de timón sorprendió a Íñigo Errejón en un acto, ejerciendo su papel de moderado. Un coloquio organizado por El Confidencial junto al excomisario europeo Joaquín Almunia y al catedrático de Derecho Constitucional Francesc de Carreras. Un acto en el que Errejón abogó por abandonar las estridencias y recurrir al "diálogo político" para resolver la crisis catalana.

Con las elecciones autonómicas y municipales de 2019 en el horizonte de la estrategia de los partidos, los sondeos internos que Bescansa ha puesto sobre la mesa no pueden ser más concluyentes: Podemos se desangra y el PSOE se recupera a un sorprendente ritmo. "Y con Pedro Sánchez sin salir de Ferraz", ironiza un errejonista.

Algunos líderes regionales del partido morado -entre ellos la andaluza Teresa Rodríguez- y los alcaldes del cambio comienzan a telefonearse alarmados por el daño que la complicidad con el independentismo liderada por Iglesias va a infligir a sus expectativas en las urnas. Pero, con resignación, el citado errejonista sentencia: "Pablo nos creó, Pablo nos va a destruir".