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"Ojo por ojo": Policía halla mensajes entre moteros que hacen temer más sangre

La madre del presunto asesino de Víctor Laínez ha pedido que nadie se deje llevar por "informaciones no contrastadas", pero los ánimos están muy caldeados en Zaragoza, donde vivían ambos.

Una fotografía de Víctor Láinez compartida por el motoclub Templarios en Facebook.

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Homicidio en grado de tentativa y discriminación racista. Son los cargos que figuran en el atestado que la Brigada de Información de la Policía Nacional en Zaragoza elaboró el lunes -según ha sabido ESdiario-, cuando detuvo a Rodrigo Andrés Lanza Huidobro por haber dado una paliza a Víctor Laínez hasta dejarlo herido de muerte. Y todo por llevar unos tirantes con la bandera de España.

El presunto asesino, un antisistema bien conocido por los agentes, pasará este jueves a disposición judicial tras 72 horas en el calabozo. Su madre, Mariana Huidobro, ha denunciado en Twitter que su hijo se encuentra "incomunicado" y que no le han permitido hablar siquiera con su abogada, y ha pedido "no dejarse llevar por informaciones no contrastadas".

Pero pese al llamamiento de su madre, los ánimos están muy caldeados en la ciudad en la que el supuesto verdugo y su víctima vivían desde hacía años, aunque ninguno de los dos era de Zaragoza. Y la Policía teme que se produzcan altercados en los próximos días en respuesta a un asesinato que sólo Zaragoza en Común ha tenido algún remilgo en condenar, el resto no:

Templarios, el motoclub al que había pertenecido Víctor, alias "Demonio", ha colgado un mensaje de despedida en su muro de Facebook con la frase que Laínez llevaba en su Harley: La tentación anda cerca, el diablo se divierte.

En él el club se limita a pedir que los culpables "paguen su pena de la peor forma posible", pero entre los más de 300 comentarios que acumula la publicación hay mensajes de contenido violento que han puesto sobre aviso a la Policía.

Moteros de toda España han convertido el muro de Templarios en una especie de libro de condolencias en el que no pocos están pidiendo venganza, ojo por ojo.

A la espera de que Rodrigo Lanza declare ante el juez, cuando más se escarba en su pasado más oscuro se vuelve. En su historial no sólo figura la pena de casi cinco años de cárcel que cumplió por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona de una pedrada durante el desalojo de un edificio okupado en febrero de 2006, en el llamado caso 4F.

Dos años más tarde, en febrero de 2008, Lanza quedó en libertad provisional tras pasar dos años en prisión preventiva. En el tiempo que estuvo fuera de la cárcel fue detenido de nuevo, en febrero de 2009, por okupar otro inmueble en Zaragoza, según fuentes policiales consultadas por este periódico.

En los últimos años ha cambiado de vivienda varias veces, dada su afición a entrar en edificios ajenos, y se gana la vida como mecánico de bicis a domicilio en la empresa Último Eslabón.

Quien sí ha quedado en libertad tras declarar en comisaría es el hombre que le acompañaba esa noche y cuya identidad no ha trascendido. Falta por saber quiénes eran las dos mujeres que iban junto a ellos y cuya pista sigue la Policía.