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Desastre en el PP: Cataluña da una bofetada a Rajoy en la cara de García Albiol

Los populares se consuelan pensando que la única culpa de su tragedia catalana la tiene el voto útil. En todo caso, el presidente no variará un ápice su plan de agotar la legislatura.

Xavier García Albiol.

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Carlos Dávila

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“El voto útil nos ha arrasado”. Esta es la conclusión más general que recorre la arquitectura seriamente contusionada del Partido Popular. Otra parece más vergonzante: “Nos lo esperábamos”.

El peor resultado es el que al final se ha dado, el peor que, curiosamente, pronosticaba la encuesta que, de rondón, estuvo filtrando Puigdemont en los últimos días. El PP declara su tremendo desastre y lo achaca desde luego a la vorágine de voto que se ha marchado hasta la bolsa electoral de Arrimadas y Rivera, pero también lo carga en el zurrón del 155. El PP no se ha beneficiado en un solo escaño del llamado “marrón” del 155.

Nada para el PP, mucho para Ciudadanos, y por contra. Bastante también para el partido o lo que sea del fugado expresidente. Los catalanes no le han reconocido al PP, eso es lo cierto, el tremendo sacrificio de promover y aplicar un artículo impopular naturalmente en el independentismo, pero seguido muy a remolque por los partidos llamados constitucionalistas como Ciudadanos y el PSOE que allá por el mes de septiembre no apostaban precisamente por echar mano de esta solución.

Ahora lo fácil, según la formación de Rajoy, es volcar culpas sobre el candidato, Xabier García Albiol que nunca quiso unas elecciones tan precipitadas y que aceptó con disciplina frailuna la decisión de su presidente. No parece que nadie intente forzar la destitución de Albiol porque si se formalizara esa estrategia a lo peor afectaría también a dirigentes muy comprometidos en el trato político al Principado.

Saénz de Santamaría en todo caso, puede argüir que su encargo consistió en intentar una pacto, una convivencia imposible con los independentistas. Este no es un dato baladí y al que van a recurrir tanto la vicepresidenta como desde luego su jefe político, Mariano Rajoy. El PP desde luego se va a enquistar en un análisis bastante melifluo: que las elecciones catalanas no tienen nada que ver con las generales, una constancia que se ha repetido a lo largo y ancho de todas las convocatorias electorales. Así se ensayará una jugada que está por ver que cuaje en su electorado, gran parte del cual ya no tiene problema alguna de traspasar su voluntad hacia Ciudadanos.

En todo caso, quienes crean que el resultado catalán va a cambiar la decisión del presidente de aguantar esta legislatura hasta su término convencional, se equivoca de medio a medio. Apenas conocidos los primeros resultados, varios dirigentes del PP coincidían en este punto. En este y en otro ciertamente preocupante para el PP: Ciudadanos sale muy crecido de este embate y es muy probable que la próxima vida política y parlamentaria del PP no va a ser precisamente fácil.

Por fin, el cronista preguntaba ayer a los disminuidos políticos populares: ¿Va a estallar tras este desastre alguna crisis interna, de las que estaban soterradas hasta el momento?, ¿se va a declarar una guerra abierta entre las dos mujeres, Santamaría y Cospedal? La respuesta era ésta: “Seguirá siendo bajo la mesa camilla”.

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