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El avispero del PDeCAT salta por los aires con el ultimátum de Puigdemont a Mas

La conexión entre Barcelona y Bruselas no funciona. Y la batalla larvada entre la cúpula del PDeCAT y el expresidente se va a recrudecer en los próximos días. Estas son las razones...

Puigdemont y Mas, diferencias irreconciliables en el PDeCAT

Publicado por
Miguel Blasco

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Una creciente sensación de vértigo se ha instalado en la dirección del PDeCAT. Y el pánico que rodea a su presidente, Artur Mas, y a su coordinadora general, Marta Pascal, no deja de crecer. La cúpula de la antigua C0nvergencia dispone de un plan B para deshacerse de Carles Puigdemont porque, según reconocen fuentes parlamentarias de la formación en el Senado, su situación es "insostenible".

Pero lejos de acobardarse, Puigdemont está dispuesto a imponer su hoja de ruta que pasa, simple y llanamente, por ignorar al que ha sido el partido más influyente de la historia de Cataluña y sostén durante cuatro décadas del pujolismo reinante.

Sin embargo, el expresidente -que desde siempre fue mucho más radical que sus compañeros de filas- ha trasladado en las últimas horas un ultimátum a los suyos. Si no vuelve, lo más probable, quiere un candidato a presidente ajeno totalmente al aparato tradicional de CIU -ahora PDeCAT- o segundas elecciones autonómicas. Todo, desde esa convicción general de que Puigdemont no tiene la más mínima intención de regresar a España y ser así detenido y encarcelado.

Sin embargo, el plan que abandera Artur Mas es bien distinto. Pasa por el hecho de que Puigdemont y los cuatro esconsellers fugados -Clara Ponsatí, Meritxell Serret, Toni Comín y Luis Puig- renuncien al acta y dejen paso a los siguientes en la candidatura de JxCat. Y de esta forma no peligraría la mayoría independentista ni quedaría resquicio alguno para la investidura de Inés Arrimadas.

En este caso, el PDeCAT se inclina por presentar de candidato al exconseller Josep Rull, y modular el discurso y los plazos de la ruptura. ¿El objetivo de Mas?: enviar un mensaje de sosiego al empresariado catalán y reconducir la política catalana a un escenario, dicen en el partido, de "cierta normalidad".

Puigdemont y Josep Rull, el presidenciable por el que apuesta un sector relevante del PDeCAT.

Toda la estrategia de Junts per Catalunya y de ERC pasa ahora por aclarar el horizonte procesal del exvicepresidente Oriol Junqueras -este viernes el Supremo confirmará si sigue en prisión o recobra la libertad-, un plan B del secesionismo que cada día cobra más trazas de convertirse en el plan A si Puigdemont no da su brazo a torcer.

En estas semanas navideñas, las negociaciones en Bélgica entre Puigdemont, ERC y la CUP se han saldado en fracaso ante la negativa del expresident a aclarar su futuro. Junts per Catalunya y Esquerra se han emplazado para seguir sus conversaciones, pero ya en Barcelona, con la meta del día 17 como límite. Ese día se constituye la Mesa del Parlament y se elegirá a su presidente.

Puigdemont presiona a Forcadell para que repita en el Parlament, pero ella recela. Y el PDeCAT quire a uno de sus dirigentes pata negra.

Y en este punto reside la otra batalla que el PDeCAT mantiene con Puigdemont. Este último está presionando a Carmen Forcadell para que repita en el cargo y apuntale su discurso de la "restitución de las instituciones legítimas". Ella se inclina por rechazar el puesto para no agravar sus oscuras perspectivas penales. Y el PDeCAT quiere a uno de sus pata negra para controlar una institución que se antoja de nuevo clave en la legislatura.

Quedan solo 13 días para saber quien gana el pulso y hacia donde se encamina Cataluña en los próximos cuatro años, 155 mediante.

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