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Alerta roja en Zarzuela: el Rey se prepara para la peor encerrona de Puigdemont

Hay una derivada de las negociaciones para la investidura del nuevo president que salpica de lleno al Jefe del Estado. Y su entorno trabaja para evitarle el primer gran sonrojo de su reinado

El Rey, con gesto serio, en uno de sus últimos actos con Puigdemont.

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Si hay un lugar fuera de Cataluña donde se sigue con extrema atención las negociaciones para la investidura del próximo presidente de la Generalitat es en el Palacio de la Zarzuela. Y en el entorno del Rey Felipe VI reina una profunda inquietud, reconocen a ESdiario fuentes de la Casa Real, sobre la complicada situación en la que quedará el jefe del Estado si los peores pronósticos se confirman.

De hecho, el jefe de la Casa, Jaime Alfonsín, y los servicios jurídicos de Zarzuela han facilitado al Monarca un informe sobre la situación actual tras los comicios del 21-D. El encargo no es baladí: sea quién sea el próximo inquilino de la Generalitat, Felipe VI está obligado a estampar su firma en el Real Decreto de su nombramiento. Y como establece el protocolo institucional, recibir al nuevo Molt Honorable en solemne audiencia en la residencia real.

En Zarzuela inquieta la peor hipótesis: el Rey firmando el decreto de nombramiento de un presidente autonómico fugado y con una orden de detención.

Con vistas a la campaña electoral y a las fiestas navideñas, el equipo del Rey decidió despejar su agenda, una agenda que sigue en perfil bajo. Sin viajes al exterior y con las tradicionales audiencias a distintos colectivos. Esta semana ha recibido a una representación del Cuerpo de Interventores y Auditores del Estado, al Premio Pelayo de juristas y a la dirección del Colegio Oficial de Ingenieros Navales. Nada que ver con Cataluña.

Lo que inquieta, y mucho, en el entorno de Felipe VI es la posibilidad de que el independentismo fuerce ese cambio del reglamento del Parlament que posibilite la investidura del fugado Puigdemont.

Una situación que podría provocar una circunstancia inédita en la democracia: que el Rey se vea obligado a estampar su firma en el decreto de nombramiento de un presidente autonómico fugado y con una orden nacional de detención. Un trance más que incómodo. "Inasumible", reconocen las fuentes citadas. "¿Y si vuelven a las andadas?", se preguntan.

El Rey tiene sobre la mesa de sus despacho distintos informes sobre la investidura del próximo presidente de la Generalitat.

Para no interferir en las negociaciones en Cataluña, el Rey obvió cualquier referencia al asunto en su última aparición pública, en su discurso con motivo de la Pascua Militar. Una elipsis que causó algún recelo en ciertos sectores políticos.

Su última referencia a Cataluña se produjo, como era lógico, en su Mensaje de Navidad a los españoles. Y no quiso el Rey dejar pasar la oportunidad para lanzar un recado claro al independentismo.

"El camino no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión que, como sabemos ya solo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y, por supuesto, económico de toda una sociedad", recalcó.

Zarzuela permanece en permanente contacto con La Moncloa, que esta semana también le remitió el informe legal elaborado por los servicios jurídicos del Estado y que concluye que la investidura telemática es inviable y una reforma exprés, inconstitucional.

Sin embargo, vistos los antecedentes, el entorno del Rey no las tiene todas consigo y prepara una salida para evitar una de las situaciones más incómodas del joven reinado de Felipe VI. Una decisión que en ningún caso será inocua.

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