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La actitud de Rajoy ante Ciudadanos abre una grieta entre el PP y su presidente

Cuando los populares más necesitan que su líder les diga si tiene algún plan para frenar a Albert Rivera y conservar la hegemonía del centro derecha, él opta por minimizar la amenaza.

Rajoy durante su intervención ante la Junta Directiva Nacional del PP.

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El discurso pronunciado por Mariano Rajoy ante su Junta Directiva Nacional, sin ápice de autocrítica y sí cierta autocomplacencia por el deber cumplido en Cataluña, ha puesto de manifiesto la brecha abierta entre el PP y su presidente. Y la historia reciente demuestra que cuando eso pasa, nada bueno viene después.

Entre los populares se extiende la sensación de que su jefe de filas se niega a reconocer lo que él mejor que nadie sabe que está pasándole. De que, por voluntad propia, se ha creado una especie de "realidad paralela" -en palabras de un miembro del Comité Ejecutivo- en la que vive en La Moncloa, mientras incluso su Gabinete se va desmantelando.

Porque a la reciente baja del jefe del mismo, Jorge Moragas, para marcharse de embajador ante la ONU, se rumorea que se sumará de forma inminente la del director adjunto del Gabinete y mano derecha de Moragas, Alfonso de Senillosa, según ha podido saber ESdiario.

Y ni siquiera a día de hoy hay un sustituto para Moragas, un nombramiento que ha despertado expectación en el partido, en tanto que dará pistas sobre los planes de Rajoy para sí mismo, más allá de que en público siga postulándose para 2020. ¿Será alguien con ascendente en el PP? ¿O alguien de perfil más gris?

Mientras el presidente despeja la incógnita, la formación azul da síntomas de una apatía preocupante, que será difícil que corrijan una decena de convenciones y una campaña de afiliación: las soluciones propuestas por Rajoy este lunes, ante la incredulidad de buena parte de los presentes. Mudos, eso sí.

Ni Cospedal ni Núñez Feijóo estuvieron en la Junta Directiva Nacional. Dos ausencias muy significativas

Si significativa fue la ausencia de María Dolores de Cospedal en la reunión del máximo órgano del PP entre congresos, de viaje en Japón y Corea del Sur (la reunión en Génova 13 podía haber esperado unos días), no lo fue menos la del único barón que, junto con Cristina Cifuentes, a día de hoy podría hacer prender la mecha de la renovación: Alberto Núñez Feijóo. Tampoco Alfonso Alonso, que también ha estado entre los nombres más invocados por la gente del PP estos días.

En un momento en que los populares necesitaban -necesitan- que su líder les diga si tiene algún plan para frenar a Ciudadanos y conservar la hegemonía del centro derecha, Rajoy optó por minimizar la amenaza de Albert Rivera. Las encuestas que sitúan a los naranjas por delante, vino a decir, son flor de un día.

No obstante lo cierto es que Rivera, el hombre de moda en la política española, fue el nombre más repetido este lunes en Génova 13. Los populares le acusan en privado de copiarles ideas y arrebatarles banderas, pero sea como fuere les está haciendo mucho daño. "Y lo peor es que no sabemos cómo frenarle", se lamentaba un dirigente regional a la salida de la Junta Directiva. Ni tienen quien les diga cómo.

Munición desaprovechada

Valga un ejemplo. El sábado Rivera concedió una entrevista a El País en la que abría la puerta a gobernar con el PSOE ("Me veo capaz de formar Gobierno con gente del PP y del PSOE", afirmaba textualmente). Para un votante del centro derecha, ése sería suficiente motivo para no darle su confianza. Sin embargo, el PP no ha aprovechado la munición que el líder de C's le había puesto en bandeja en el diario de Prisa.

Lo único que les quedó claro a los miembros de la Junta Directiva Nacional es que, como en las catalanas, Rajoy volverá a ponerse en cabeza, convencido de que él es el mejor activo del PP. "Hay que dar la batalla, yo desde luego la voy a dar", señaló. Les quedó claro eso y que, a su líder, C's le preocupa lo justo: "En esas elecciones (por las municipales y autonómicas de 2019) habrá más competencia, y es normal, y no pasa nada". O eso dice.

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