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Sánchez fanfarronea y cuenta en privado que su rival será Feijóo y no Rajoy

El líder del PSOE está crecido después de imponer su modelo de partido al Comité Federal pasando por encima de los barones. Da por finiquitado a Podemos y resta importancia a Ciudadanos.

Pedro Sánchez, este sábado en su intervención ante el Comité Federal del PSOE.

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Carlos Dávila

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Tan reforzado, tan reforzado, ha salido Pedro Sánchez del Comité Federal del PSOE del pasado sábado, que ya tiene decidido cómo tratar a sus “presuntos” (así se les denomina en su círculo político) barones, y cómo comportarse también con los antiguos dirigentes del partido, los que Sánchez llama sin ninguna compasión: el “Viejo PSOE”.

Para los primeros no habrá ni agua que mane de Ferraz. El último desdén de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ha sido interpretado por el “Nuevo PSOE” como una auténtica agresión, aunque los colaboradores de Sánchez decoloran su inasistencia al Comité con un desprecio infinito: “Ella –dicen- sabrá lo que hace”.

Sánchez ya ha elegido su rival para las próximas generales. Da a Rajoy por amortizado y apunta al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo

Por cierto recuerdan que el secretario general del partido ha tenido con Díaz infinitas deferencias, la última consentir en adelantar el Comité Federal. Estaba previsto el día 24, y se ha celebrado una semana antes: el 17. Los andaluces pidieron el adelanto con la excusa de que están preparando muy concienzudamente los actos del Día de Andalucía del 28, pero ni aun así se molestaron en montarse en el AVE y acudir en Aranjuez al cónclave.

O sea, que el desafió de unos, los de Sánchez, hacia otros, básicamente a Díaz y Ximo Puig, continúa y que estos no se van a dar, ni mucho menos, por derrotados.

Pero es cierto que a partir del pasado sábado su margen de maniobra resultará menor, entre otras cosas, porque Pedro Sánchez ha logrado que los presentes en el Federal le otorguen todo el poder posible. Ello se concretará en el momento de componer las listas electorales. Sánchez se ha guardado para sí y los suyos la certeza de imponer candidatos o vetarlos.

Su decisión es que no es admisible que las direcciones regionales, provinciales o locales, redacten sus alternativas sin que el secretario nacional diga la última palabra. Es decir que para los próximos comicios autonómicos y municipales, “o estás con Pedro –como dicen en Ferraz- o no tienes nada que hacer.

El abordaje poco a poco de las listas será tan riguroso, según se ha aprobado por unanimidad, que los dirigentes regionales más importantes se confabularon para no estar presentes en el ya dicho “baronicidio”. De un plumazo, Sánchez ha acabado con ellos y nada aventa que en los próximos tiempos pueda existir una recomposición de relaciones, antes bien éstas serán cada día más difíciles a medida que se acerque la apertura de las urnas.

Y si los ejecutivos autonómicos lo tienen difícil con Sánchez, ¿qué decir de los guerreros del “Viejo PSOE? Puesto: que su trayectoria de influencia en el PSOE ha terminado, que el secretario general no cuenta con ellos para nada, por mucho que, cara a la galería, manifieste artificialmente una cercanía que no está dispuesto a mantener.

En los últimos tiempos el más audaz e incluso el más belicoso de los componentes del antiguo partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha escuchado a personas muy de su entorno que se han ofrecido para mediar con Sánchez, pero hasta ahora el contacto entre los dos ha sido infructuoso.

Rubalcaba sabe de primera mano cuán inútil ha sido la celebrada reunión entre Felipe González y Sánchez y como en ese almuerzo, celebrado a la vera misma del domicilio particular del expresidente, no se acabaron ni con los recelos entre los dos, ni tampoco con algún acuerdo de futuro, por más que Felipe González se mostrara abierto a compartir alguna experiencia política con su sucesor en la Secretaría General del PSOE.

En ese almuerzo que González quiso que se conociera públicamente a pesar de las reticencias de su invitado, se llegó incluso a debatir sobre el papel que está cumpliendo el periódico que, tradicionalmente, siempre ha estado más próximo al PSOE y del cual es consejero precisamente Alfredo Pérez Rubalcaba. Los colaboradores de Sánchez han filtrado que González fue crítico con la última línea editorial del diario muy volcada con el apoyo a Ciudadanos, pero este extremo no lo confirma precisamente el otro comensal.

Sánchez quiere imponer por las buenas o por las malas su autoridad y no se cansa de decir que hablará cuando él quiera y no cuando se lo impongan

Por esto, Rubalcaba se muestra muy reticente a aceptar un encuentro con el actual secretario, sobre todo después de que haya sabido que éste mantiene distancias siderales con todos sus peticionarios de la vieja guardia. Sánchez quiere imponer por las buenas o por las malas su autoridad y no se cansa de decir que hablará cuando él quiera y no cuando se lo impongan o, más suavemente, se lo soliciten incluso educadamente.

Esta postura de Sánchez es un residuo del “anterior Sánchez” no de éste que pretende presentarse en sociedad como un dirigente renovado y escaldado que ha aprendido de sus errores, que reflexionó mucho durante el año en el que le mantuvieron alejado de la política, y que ahora conoce muy precisamente en qué consiste ser el jefe de un partido histórico como el PSOE.

Respeto sí para los veteranos pero, en ningún caso sumisión alguna. Sus colaboradores lo dicen más o menos de esta forma: “Los viejos del lugar tienen que entender que su poder ya no existe, y que su influencia de ningún modo va a ser la misma”.

Este Sánchez redivivo que afirma haberse redimido de sus equivocaciones de la primera época no está sin embargo dispuesto a cesiones como ve que le hipotequen su política, tampoco sus previsiones fundamentadas en la creencia absoluta de que Mariano Rajoy no será su rival en las próximas elecciones generales.

Sánchez ya ha elegido su candidato que no es otro que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, él da por liquidado el porvenir político de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, no admite que Ciudadanos, por más que las encuestas apunten en otro sentido, puede la primera opción tras los comicios, y asegura que el tiempo de Podemos se ha terminado.

Tras un análisis como éste no es nada extraño que avance que él va a ser el próximo presidente del Gobierno. Este es el nuevo Sánchez.

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