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Rivera diseña un campo de minas que hará a Rajoy y al PP la vida imposible

El líder de Ciudadanos ha roto este martes el último hilo que le unía al PP en el Congreso. Pero prepara además una ofensiva que tiene al Gobierno y al partido que lo sustenta en vilo.

Albert Rivera y Mariano Rajoy, en una de sus entrevistas en La Moncloa.

Albert Rivera y Mariano Rajoy, en una de sus entrevistas en La Moncloa.

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El PP ya sabe oficialmente desde este martes que Ciudadanos ha decidido ir a la guerra contra Mariano Rajoy. El partido de Albert Rivera lo ha oficializado además en la Mesa del Congreso, alineando su voto con el PSOE y Podemos para desbloquear nueve leyes paralizadas hasta ahora, entre ellas la derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida popularmente como ley mordaza.

Asimismo, la formación naranja ya ha confirmado su intención de poner fin a su estrategia de sumar sus votos a los populares para vetar las iniciativas de la oposición, como había hecho hasta ahora en la presente legislatura. De hecho, también este mismo martes ha sumado sus votos con PSOE y Podemos para forzar una comparecencia extraordinaria de Rajoy ante el pleno para un debate monográfico sobre las pensiones.

Y por si fuera poco, una creciente preocupación se ha instalado en la dirección del PP en el Congreso. La encerrona que la izquierda y el independentismo prepara a los populares para este mes de marzo puede tener efectos devastadores para los intereses electorales de los de Mariano Rajoy. Y, lo peor para estos intereses, es que también aquí Ciudadanos anuncia su disposición a sumarse a la ofensiva impulsada por PSOE, Podemos, Esquerra y el PDeCAT.





El campo de batalla va a ser, en las próximas seis semanas, la comisión parlamentaria que investiga en el Congreso la financiación del PP, la popularmente conocida como comisión Bárcenas. Un órgano que, según los populares, "instruye una causa general" contra el Gobierno. Y es que el calendario fijado ya es aterrador, según reconocen a ESdiario fuentes parlamentarias populares.

Por la citada comisión que preside el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, van a desfilar el próximo día 6 el expresidente valenciano Francisco Camps y el exsecretario general del PP en aquella comunidad, Ricardo Costa. Y siete días después harán lo propio Francisco Granados y su antiguo socio, David Marjaliza.

Se da a circunstancia de que el portavoz de C's en esta comisión es Toni Cantó, que este mismo lunes expresó en público su disposición a ser el candidato naranja a la Alcaldía de Valencia o la Presidencia de la Comunidad. Y el PP teme el aprovechamiento que Cantó pueda a hacer de la presencia en la Cámara de Camps y Costa.

Pero hay más. El día 20 está citada a comparecer la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes. Y el 10 de abril uno de los platos fuertes de la comisión: los expresidentes madrileños Esperanza Aguirre e Ignacio González.

El 10 de abril será el turno del bróker y asesor fiscal suizo Arturo Fasana y del empresario gallego Ramón Blanco Valín.

El extesorero del PP, Luis Bárcenas, durante su comparecencia en el Congreso el pasado 26 de junio.


De esta forma, PSOE, Podemos y C's van a llevar a la Cámara Baja las ultimas revelaciones sobre los casos Gürtel, Lezo y Púnica y las tramas valencianas sobre la visita del Papa y la Fórmula 1.

Por si fuera poco, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha admitido que su formación está abierta a permitir nuevas comparecencias, como la del empresario Ignacio López del Hierro, marido de la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores Cospedal.

López del Hierro fue señalado la semana pasada por Alvaro Pérez El Bigotes como uno de los que aportaban dinero a la supuesta caja b de Génova.

El PP se queja de la intención de la oposición de alargar eternamente una comisión que provoca un evidente desgaste político y mediático al PP. Sobre todo ahora, cuando algunos de sus excargos procesados han decidido basar su nueva estrategia de defensa en poner en marcha el ventilador. Cabe recordar que la comisión Bárcenas arrancó sus trabajos en junio de 2016.

Así que se da por hecho que cumplirá al menos un año de vida, algo completamente inédito en este tipo de órganos parlamentarios. Y con la cuenta atrás de las europeas, autonómicas y municipales del año que viene en marcha. Dos meses horribilis que van a tener al Gobierno y al PP en vilo.

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