Puigdemont se rinde al fin, derrotado por la Justicia y sacrificado por Esquerra
El acuerdo para el reparto del poder entre JxCAT y ERC y el reconocimiento simbólico al expresidente en el Parlament ponen en marcha el reloj para la investidura de Jordi Sánchez.
Una vez conseguido lo que había puesto como condición para rendirse, se ha rendido. Colmado su ego y satisfechas sus exigencias a Junts per Catalunya y Esquerra, Carles Puigdemont ha asumido por fin lo obvio: que jamás volverá a ser el jefe del Palau de Sant Jaume.
No sin antes obtener el reconocimiento simbólico de que es el presidente "legítimo" de la Generalitat y garantizarse un cargo y sueldo a costa de las arcas públicas.
A través de una declaración de trece minutos difundida a través de las redes sociales bajo el epígrafe Mensaje institucional y tras reiterar sus habituales referencias al "golpe de Estado", Puigdemont ha confirmado su renuncia "temporal" a la investidura y su nuevo destino: la Presidencia del Consell de la República con el objetivo de "mantener la legitimidad de la República". Según ha dicho, este organismo colaborará con el "gobierno en el interior".
Puigdemont ha revelado que este jueves ha pedido al presidente del Parlament, Roger Torrent, que "de forma provisional" retire su candidatura a la investidura y abra una nueva ronda de contactos con el nuevo aspirante de JxCAT, Jordi Sánchez, en prisión preventiva y al que el Gobierno de Mariano Rajoy no acepta por tal motivo.
Por último, el expresidente ha anunciado una ofensiva internacional "política y jurídica" contra el Gobierno. Empezando por presentar una denuncia inmediata contra España ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
"Que todo el mundo lo tenga claro, no claudicaré, no renunciaré, no me retiraré por una acción ilegítima de los que han perdido en las urnas y los que están dispuestos a abandonar el Estado de Derecho y la Justicia en la defensa de la unidad de la patria", ha explicado para concluir con esta referencia a su futuro: "Tengo plena confianza en que ganaremos y que un día, espero que pronto, podré regresar a Cataluña como un hombre libre".
De esta forma, tras el primer pleno del Parlament tras las elecciones del 21-D y la aprobación de la resolución impulsada por su partido, el de Oriol Junqueras y la CUP para reconocer su legitimidad, el expresident fugado deja vía libre para el nuevo candidato del independentismo, Jordi Sánchez.
Él pretende gobernar en el exilio como presidente de un Consejo de la República vacío de competencias y capacidad legal para adoptar decisiones.
El primer pleno del Parlament ha puesto en marcha la hoja de ruta del independentismo: Simbólico homenaje a Puigdemont y vía libre para Jordi Sánchez.
La decisión del expresident llega después de que los negociadores de Junts per Catalunya y Esquerra hayan acordado los últimos flecos de su acuerdo, que debe acabar con la investidura de Jordi Sánchez, si La Moncloa no encuentra alguna vía para impedirlo. Será, previsiblemente, entre el 6 y el 9 de marzo. Antes, en un acto en Bélgica, el independentismo oficializará el bautizado como Espai Lliure de Bruselas (Espacio Libre de Bruselas).
El expresidente de la ANC tiene expedito el camino después de que el independentismo haya cedido a las dos principales exigencias del expresident. Por un lado, se hace con un cargo -el del presidente del Consell de la República- que le garantiza un sueldo y prebendas procedentes de las arcas de la Generalitat, un reconocimiento de perfil internacional y cierta línea de conexión con la gestión y la estrategia política del nuevo Govern.
Por otro, el simbólico cierre de filas que JxCAT, ERC y la CUP han escenificado este jueves en la primera sesión del Parlament de la nueva legislatura. La resolución aprobada que le considera el presidente "legítimo" y renueva como legal su último legado, el referéndum del 1-O. Todo ello, como se ha encargado de denunciar la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, aunque esta iniciativa parlamentaria sea en realidad "una gran farsa".
Pero, además, a Puigdemont le han llegado también este jueves noticias desde el Tribunal Supremo. El juez Pablo Llarena ha decidido declarar su investigación del procés como "causa compleja". Así lo había solicitado la Fiscalía y ello permitirá prolongar la instrucción hasta los 18 meses. Puigdemont sabe que en España no solamente le espera la cárcel, también la inhabilitación para el ejercicio de cualquier cargo público. Y la reactivación de la orden europea de detención va a pesar sobre su cabeza.
Ahora, tras su paso atrás, el expresidente se garantiza esa nómina pública, capacidad para seguir viajando por Europa como embajador de la Generalitat y presidir de vez en cuando una reunión del Consell. En realidad, el premio de consolación para el gran derrotado del procés. Es el turno ahora para Jordi Sánchez.