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Los "embajadores" de la Generalitat vivían a cuerpo de rey y gastando millonadas

Se han descubierto gastos llamativos en algunas tarjetas de crédito del personal del famoso Diplocat que dirigía Raúl Romeva. Por no hablar de algunos alquileres estratosféricos.

Puigdemont, Romeva y la hermana de Guardiola cuando inauguraron la "embajada" en Dinamarca.

Publicado por
M. Blasco

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Con Junts per Catalunya y ERC enredados en un debate sobre si el preso Jordi Sánchez debe ser candidato a la investidura o no -Esquerra quiere a Oriol Junqueras-, este viernes trascendió cuánto se gastó el independentismo en 2017 sólo en internacionalizar el procés: 29 millones de euros.

La cifra salió de las arcas de la Consejería catalana de Asuntos Exteriores que dirigía Raúl Romeva y supone casi la mitad de los 64 millones de euros de presupuesto que tuvo ese año.

Según fuentes oficiales, solo 35 millones de ese presupuesto pueden justificarse como gastos corrientes de una Consejería que, además, había visto incrementado sus fondos exponencialmente: En 2011, su presupuesto ascendía a entre 11 y 12 millones de euros.

El Gobierno encontró en Asuntos Exteriores más resistencia que en ninguna otra consejería a la hora de aplicar el artículo 155. De hecho el diplomático que fue enviado a Barcelona a dirigir la intervención, Juan Fernández Trigo, llegó a tener que disponer de protección policial después de haber sufrido acoso en la calle.

Tras el cierre de las 11 delegaciones de la Generalitat que funcionaban como embajadas -entre ellas la de la hermana de Pep Guardiola- y el cese del delegado en Bruselas, ahora solo queda pendiente la liquidación del Consorcio de Diplomacia Pública catalán, conocido como Diplocat. Éste debe llevarse a cabo antes del 15 de abril, sin importar si antes hay un nuevo gobierno o no.

Diplocat ha sido un pozo sin fondo. Sólo el alquiler de su sede de 230 metros cuadrados en el 420 de la Avenida Diagonal de Barcelona cuesta 4.960 euros al mes. Además, al levantar las alfombras de Romeva se han encontrado gastos llamativos en algunas tarjetas de crédito que ya están en conocimiento de Hacienda.

En la delegación que sigue y seguirá abierta, la de Bruselas, los gastos son desorbitados. Tanto en el pago de las nóminas de sus 35 empleados como en el alquiler de la imponente oficina de 2.400 metros cuadrados, más grande que la embajada de España en Bélgica. Cuesta 900.000 euros al año.

Los alquileres de las embajadas cerradas no eran menos escandalosos. La de Estados Unidos, con 1,1 millones de euros al año, se lleva la palma. La de Francia ascendía a 895.000 euros. La de Ginebra, a 760.000. La de Italia, a 738.000. La de Austria, a 700.000. Las de Alemania y Polonia, a 500.000 euros cada una. Y suma y sigue.