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Turull y Torrent, con cara de Jorge Javier; Feijóo y Cifuentes, escandalizados

Cataluña se ha convertido en un circo de tres pistas. Vamos por el cuarto artista... y seguimos para ver si el siguiente espectáculo supera el anterior.

El presidente del Parlament de Catalunya.

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Decir que la política catalana es un esperpento suena a hueco. Tantas cosas se han dicho, y tantas más se seguirán diciendo, que poco importa ya lo que ocurra. En realidad, vivimos pendientes de la siguiente entrega. De ver si el guionista afina esta vez su imaginación tanto como para superar el capítulo anterior. Cada vez lo tiene más complicado, desde luego. Como si estuviésemos convencidos de que lo que está sucediendo se convierte en pasado sólo con mirarlo y queda plantado como estatua de sal. Porque la anormalidad se ha hecho habitual. Y nos vamos acostumbrando.

Fíjense, vamos ya por el cuarto protagonista: Jordi Turull, después de Artur Mas, Carles Puigdemont y Jordi Sánchez… y, pese a los cambios de caras, ahí seguimos, unos fanáticamente enganchados y otros, los más, soportándolo. Estamos ante un fenómeno tipo “Sálvame”: poco importa cómo se titule el programa, el horario, quién llore durante su emisión; ni siquiera hace mella lo que se insultan unos a otros, a veces lanzando atrocidades sobre la vida íntima del protagonista que, una vez escuchadas, consideras que supondrán para él la muerte civil. Parece imposible poder llegar más lejos, pero... qué va: si nada es verdad ni mentira, todo consiste en tener hipnotizada a la audiencia frente al televisor, pendiente de la siguiente salvajada. Estirar el hilo es lo que cuenta.

Y todo, pese a vivir la era política de Mariano Rajoy, un hombre corriente que ha elaborado un manual político de la extrema normalidad: el marianismo, que considera natural que se lancen campañas desde despachos monclovitas contra presidentes autonómicos de su partido. Ya se hizo entre otros contra Cospedal y ahora le ha llegado el turno a Cifuentes y Feijóo. Mientras, Ana Pastor mira desde la Carrera de San Jerónimo con cara de capitán Renault en Casablanca.