El PP se defiende y defiende a Cifuentes mientras busca una mano negra
"Somos el adversario a batir por todos", señaló Cospedal en la inauguración de una Convención marcada por el caso máster. Los populares se sienten atacados y se hacen preguntas.
La Convención de Sevilla le ha llegado al Partido Popular en el peor momento posible, con el caso máster en carne viva y Carles Puigdemont haciendo un corte de mangas al Gobierno de España a su salida de la cárcel de Neumünster.
El ambiente en el Hotel Barceló de la capital hispalense es una mezcla de estupefacción y tensa espera por lo que pueda pasar en el minuto siguiente. Pero, aunque a duras penas, los populares se han conjurado para mantener el guión y amortiguar el ruido. Al menos cuando se cierran las puertas del auditorio.
Y en ello se empleó a fondo María Dolores de Cospedal, que en la inauguración de la Convención hizo de más secretaria general que nunca y lanzó un mensaje a los cientos de cargos del PP presentes para que no olviden lo que han venido a hacer a Sevilla: recuperar el cetro del centro derecha, amenazado por Ciudadanos.
Cospedal pidió a los populares que no se dejen arrebatar sus banderas de siempre
"Lo que tenemos que hacer es no permitir que nos roben nuestras banderas. No permitir y no dejar que nos avasallen. No dejar que nos desdibujen y defender lo que hemos sido y lo que somos. Defender lo nuestro y defender a los nuestros", afirmó Cospedal en medio de los aplausos y los gestos de asentimiento del público.
"Somos el adversario a batir por todos. No hace falta que comente los asuntos que están de plena actualidad estos días. Somos el adversario a batir por todos. Parece mentira que algunos temas sean de tan actualidad y tan comentados y otros temas que deberían ser de actualidad no sean nada comentados", continuó.
La secretaria resumió con estas palabras un sentimiento que embarga a todos los populares: se sienten atacados, injustamente tratados e incluso víctimas de una cacería. Ahora le ha tocado a Cristina Cifuentes -dicen-. Pero nunca será suficiente.
Hablan por los pasillos de los EREs (con la rama política del juicio en plena ebullición), del escándalo de corrupción que le ha estallado en la cara a los socialistas valencianos y al Bloc. Hablan de la beca black de Íñigo Errejón y del rejón que en febrero el TSJM le dio a Juan Carlos Monedero por pretender compatibilizar su actividad docente en la Universidad Complutense con la consultoría política. Bien remunerada.
Hablan de todo ello y se preguntan, como hizo la secretaria general sobre el escenario, por qué todo ello ha pasado y pasa desapercibido en la prensa. Y buscan una mano negra, fuera o incluso dentro de sus filas, como ya insinuó la propia Cifuentes el miércoles durante su comparecencia en la Asamblea de Madrid.
La imagen del día
El abrazo que Mariano Rajoy le dio a Cifuentes fue la imagen del día en el Hotel Barceló. Resume la postura adoptada por el PP incluso después de las declaraciones y contradeclaraciones del rector de la Universidad Rey Juan Carlos y el director del máster: apoyarán a la presidenta de la Comunidad de Madrid mientras un tribunal no la declare culpable de algo.
Cómo no hacerlo si hasta Ciudadanos -aunque por intereses electorales- ha decidido sostener a Cifuentes y no votar a favor de la moción de censura presentada por el PSOE con apoyo de Podemos.
Los de Rivera fueron, precisamente, blanco de buena parte de las críticas de quienes intervinieron en la primera jornada de esta Convención.
Mañueco alertó de los partidos que basan su proyecto en el marketing
Uno de los más aplaudidos fue el presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que alertó: "España ya tuvo un presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, con un proyecto basado en el marketing. No caigamos dos veces en el mismo error, desconfiemos de los partidos que basan todo su proyecto en el marketing".
Cuando los populares creían este duro día acabado, a última hora de la tarde la SER adelantó que otra de las profesoras del supuesto tribunal que evaluó a Cifuentes, Clara Souto, también ha declarado en la investigación interna que su firma está falsificada en el acta. Les pinchan y no sangran.