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El mal fario de la Convención y las miradas a Soraya Sáenz de Santamaría

“Fuego amigo” y “hogueras inquisitoriales” van a ser expresiones muy presentes en el Partido Popular ahora que la carrera por la sucesión está en marcha.

Un momento de la Convención del PP en Sevilla. Rajoy, en el centro. FOTO: Paco Puentes/El País.

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Habiéndose celebrado en Sevilla su Convención Nacional, decir que al Partido Popular parecen haberle echado una maldición suena a tópico. Pero… ¡vaya mala suerte tiene el PP en sus solemnidades! ¡Con lo orgulloso que estaba el coordinador, Fernando Martínez-Maillo, con el acierto de la encina como logo! Árbol, desde luego, de hoja perenne… aunque de dehesa.

Parecería que una mano negra escribe por orden de alguien los guiones que chafan los eventos del PP. Puigdemont y Cifuentes han sido esta vez las piedras en el camino con las que se han topado. El ridículo español ante la Justicia alemana ha sido mayúsculo, por injusta que sea la decisión y por más que queramos, rotos de indignación, rasgarnos las vestiduras.

“A ver, explícame, ¿cómo es posible que con una información tan trascendente como la excarcelación del expresident catalán, los medios deis mayor relieve al dichoso máster de Cifuentes?", me preguntaba, algo indignado, un mandatario popular.

"¡Pues menos mal para vosotros que es así!", pensé para mis adentros. Porque considero que la noticia políticamente más dañina para el Gobierno, y con mayor recorrido de desgaste para las siglas del partido, son los nones de los jueces germánicos al juez Llarena. Aunque se insista en que “son cuestiones entre jueces”, la presión se tornará insufrible para Mariano Rajoy y la “agenda catalana” de La Moncloa según avancen los días, con un independentismo al que esto ha dado alas.

Cosa distinta es si la “chocante” casi-unanimidad mediática contra la presidenta de Madrid tiene alguna causa. Eso sí merecería la pena analizarlo.

Ciertamente, el PP es un partido propenso a ver tramas en su contra para acabar con la carrera de sus dirigentes o recortar su estancia en el poder. “Quieren ganarnos por otros medios lo que no son capaces de ganar en las urnas”: es una queja habitual entre genoveses, por más que en buena parte de los casos las cosas sean más sencillas y para explicarlas no sea necesario echar mano de imbricadas teorías conspiratorias.

De cualquier modo, aunque no crea mucho en las meigas “haberlas haylas”. Y en este país ya hemos visto demasiados dosieres inventados de principio a fin.

Con todo, “fuego amigo” y “hogueras inquisitoriales” van a ser expresiones muy presentes en el PP ahora que la carrera por la sucesión está en marcha. Aunque sea como “hipótesis más verosímil”.

En los pasillos del hotel Barceló de la capital hispalense las idas y venidas con periodistas de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaria y su jefa de gabinete, Maria Picó, han acaparado las miradas de los desplazados.

A fin de cuentas, la encuesta este domingo en La Razón, señalándola como preferida entre los votantes del PP para suceder a Rajoy, la pone delante del foco.

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