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Cifuentes decide aguantar hasta el final tras una charla con Rajoy reveladora

Repiten en el PP que Cs tendrá que llegar hasta el final y retratarse votando la moción de censura del PSOE junto a Podemos para arrebatarles el gobierno de Madrid y dárselo a la izquierda.

Cifuentes decide aguantar hasta el final tras una charla con Rajoy reveladora

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Suele decirse que, en política, "nunca" significa "de momento" y que, con frecuencia, son más peligrosos los propios compañeros de filas que los adversarios. Pero los principales colaboradores de la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, están convencidos de su fortaleza política -pese al último golpe de Ciudadanos sobre la mesa- y de que no va a presentar su dimisión.

El suelo puede temblar bajo sus pies, pero Cifuentes cuenta con el respaldo de Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno, de viva voz, le ha pedido en privado que se mantenga firme en su sitio. Mientras cuente con su confianza, ella permanecerá al frente de sus responsabilidades. “Si no fuese así”, me detallan fuentes de toda solvencia, “Cristina nunca iría en contra del partido y se echaría a un lado”. A estas alturas, Rajoy debe de estar considerando todo lo concerniente al máster como auténtico disparate.

Es más, el núcleo duro de Cifuentes en la Puerta del Sol insiste en que la investigación de la Fiscalía va apuntalar su versión y demostrar lo que ya se ha podido visualizar en los últimos días: el caos que inunda la Universidad Rey Juan Carlos, las rencillas entre el rector y algunos de sus catedráticos y el ánimo de venganza de un antiguo profesor universitario, militante del PSOE.

Lo decía este lunes en público el portavoz popular en la Asamblea, Enrique Ossorio, y lo repiten en privado los cercanos a la presidenta: Ciudadanos tendrá que llegar hasta el final y retratarse votando la moción de censura del PSOE junto a Podemos para arrebatar el gobierno de Madrid al PP y entregárselo a la izquierda. Y los populares insisten en un mensaje: "Ni Madrid es Murcia, ni Cristina Cifuentes es Pedro Antonio Sánchez".

El PP está dispuesto a negociar con los de Albert Rivera el esquema y el calendario de la comisión de investigación que exige Ignacio Aguado, pero quiere que sean Génova y la nacional del partido naranja quienes hablen, discutan y acuerden. Ambos socios reconocen que las relaciones a nivel regional entre los populares madrileños y los hombres de Aguado, muy particularmente con su adjunto, César Zafra, están más que deterioradas por el estrecho marcaje al que los naranjas han sometido a Cifuentes durante toda la legislatura. "Ni un minuto de respiro", se lamentan en la primera planta de la sede de la calle Génova, donde ven con "ciertos recelos" la entrada en juego del coordinador general, Fernando Martínez-Maillo.

Con este escenario, el PP de Madrid ha cerrado filas con su presidenta, convencidos de que el tiempo le va a dar la razón y de que Cifuentes ofreció todas las explicaciones y exhibió todos los documentos que obran en su poder en el pleno extraordinario de la Asamblea de Madrid. Por ello los populares van a batallar y no están dispuestos a entregar la cabeza de su líder en el altar que exige ahora Aguado horas después de que llamara a la calma y rechazara las prisas que le impone Ferraz.

Los populares saben bien -son los primeros conscientes de ello- que muchos de los votantes de Cs son antiguos electores del PP desencantados con las tramas de corrupción que marcaron a los gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González. Pero otra cosa es que esos votantes no vayan a castigar, si es que se produce finalmente, el apoyo de Rivera a una moción de censura que llevaría a la Comunidad de Madrid las políticas erráticas del populismo y el sectarismo de Podemos con la complicidad del PSOE.

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