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Cumbre de urgencia en el PP: Rajoy se niega a dimitir y el partido se divide

El presidente quiere seguir como líder de la oposición -con nuevo despacho en el Congreso- y dejar que el PSOE se cueza en su propio "gobierno Frankenstein". Cospedal explica las razones.

Rajoy aplaudido por los suyos en el Congreso.

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La Moncloa y el PP tratan de atajar el runrún de la dimisión de Mariano Rajoy, que se ha extendido como una mancha de aceite después de que el PNV confirmara que apoyará la moción de censura de Pedro Sánchez.

Cuando se suspendió la sesión hasta la tarde, el presidente se fue a comer a un restaurante con María Dolores de Cospedal, Fátima Báñez, Íñigo de la Serna y algún ministro más y ya no volvió al hemiciclo.

A esta hora su equipo traslada insistentemente que Rajoy no piensa dimitir, sino que este viernes acudirá a su escaño y votará en contra de la moción de censura, junto con el resto de diputados del PP, UPN, Foro Asturias y Ciudadanos.

Coalición Canaria también iba a votar en contra, pero esta tarde Ana Oramas ha anunciado que finalmente se abstendrá. Su cambio de bando ha dolido mucho en la bancada del PP, donde se respira ambiente de funeral.

"La dimisión de Rajoy no garantiza que el PP siga en el Gobierno", según Cospedal, que poco antes de las siete de la tarde ha comparecido para explicar las razones de su jefe de filas. La secretaria general de los populares y ministra de Defensa ha contado que si Rajoy hubiera tenido garantías de que yéndose él su partido conservaría el gobierno, tal vez su decisión habría sido otra.

También el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, ha señalado que la petición de dimisión del presidente es "una trampa" porque supondría ir a la investidura de otro candidato del PP "para perderla".

Entre los populares no hay una postura unánime, ni siquiera entre los ministros. Unos piensan que es mejor que Rajoy no dimita y deje el camino expedito a Sánchez y su gobierno Frankenstein para que los españoles vean en qué manos han caído y el PSOE se hunda. Con unas elecciones municipales, autonómicas y europeas a la vuelta de la esquina y el techo de gasto por aprobar (que marcará los presupuestos de las comunidades en año electoral).

En ese caso Rajoy seguiría como líder de la oposición, con nuevo despacho en la primera planta del edificio noble del Congreso: el que ya ocupó cuando fue líder de la oposición con José Luis Rodríguez Zapatero, el que también ocupó el propio Sánchez hasta que dimitió como diputado.

Pero en el lado opuesto también hay muchos que creen que el presidente debería dar un paso atrás. Con ello seguiría gobernando en funciones, el Rey abriría ronda de consultas y, en el supuesto de que nadie lograra los apoyos suficientes para ser investido presidente, el desenlace sería una convocatoria de elecciones.

Entre medias, dicen quienes apuestan por esta opción, el partido cambiaría de presidente y se renovaría en un congreso extraordinario.