Trascienden los detalles más espeluznantes del horrible asesinato de Laia
No llegó a salir del portal. Tres horas después de denunciar su desaparición, la familia de la niña de 13 años encontró el cadáver de la manera más atroz que se podría haber imaginado.
Apenas unos cuantos escalones separan la casa de los abuelos paternos de Laia de la de Juan Francisco López Ortiz en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). La pequeña de 13 años pasaba muchas tardes con ellos en el segundo piso y el hombre de 42 años que presuntamente la asesinó vivía con sus padres en el primero primera.
El cuerpo sin vida de la niña fue hallado horas después de que se denunciara su desaparición, con agresiones de arma blanca, en la casa de López, que tiene antecedentes policiales por una detención por unas amenazas leves contra su expareja e hija, según señaló en rueda de prensa este martes el jefe de la División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra, Antoni Rodríguez.
La Policía Local le arrestó rápidamente después de que dos tíos de Laia hallaran sobre las 22.00 horas el cadáver debajo un colchón en el domicilio donde vivía el sospechoso.
Se trata del domicilio de los padres del detenido, donde vivía con su padre porque su madre estaba hospitalizada. En el momento de los hechos estaba solo. Ahora ha trascendido que su madre, muy mayor, falleció poco después de que su hijo fuera detenido.
Según Antoni Rodríguez aún es demasiado pronto para determinar si la muerte se produjo por arma blanca, ya que aún no se ha realizado la autopsia del cadáver.
Laia salió de la escuela el lunes sobre las 17.00 horas y fue recogida por sus abuelos paternos, que la llevaron a su domicilio hasta que a las 18.51 su padre les llamó para decirles que estaba llegando con el vehículo y que hicieran bajar a la niña a la calle para recogerla.
El padre aparcó el vehículo y esperó que la menor saliera del bloque, pero no aparecía y se acercó al portal para hablar con los abuelos, que le confirmaron que había salido de su casa, por lo que inició una primera búsqueda de su hija.
Se sumó a la búsqueda su pareja sentimental, que cogió el vehículo, mientras que él realizó a pie el camino hasta su casa que podría haber hecho la menor al salir del domicilio de los abuelos, pero no la encontró e inició un rastreo más amplio con familiares y pidió colaboración en las redes sociales.
Más tarde, al denunciar los hechos en la comisaría de los Mossos d'Esquadra, el padre y la madre de la menor llegaron a la conclusión de que era "bastante difícil" que la menor pudiera salir del bloque de pisos de los abuelos paternos.
Allí se desplazaron un hermano de cada uno y realizaron una búsqueda exhaustiva en el domicilio de los abuelos pero no la encontraron, por lo que extendieron la búsqueda a todo el bloque junto a una dotación de los Mossos "picando puerta por puerta" en cada piso.
Cuando los dos tíos de la menor llegaron al primer piso, un vecino tardó en abrir y salió con una toalla porque supuestamente se estaba duchando y manifestó que no sabía nada de los hechos.
Se amplió la búsqueda exterior pero los dos familiares de la menor sospechaban del vecino del primer piso y volvieron al domicilio: el detenido les abrió la puerta y se expresó "muy incongruentemente", lo que les alertó y decidieron entrar en el piso, explicó Rodríguez.
Mientras que uno de ellos se quedó con el sospechoso en la puerta, el otro entró a revisar las habitaciones: estaban todas abiertas excepto una, que estaba a oscuras y con un colchón fuera de lugar, debajo del cual halló el cuerpo sin vida de la menor, por lo que la Policía Local fue al domicilio y arrestó al hombre, que en ese momento gritó que no había sido él.
Entre que Laia desapareció y que sus tíos la encontraron no pasaron ni tres horas. Ahora se trata de establecer si el encuentro con su presunto asesino fue "azaroso" o el hombre la estaba acechando.