La diputada de Podemos expulsada de Colombia denuncia encima una conspiración
Lorena Ruiz-Huerta se trae de Colombia un ridículo y una conspiración: tras meter la pata hasta el fondo, le echa la culpa a la derecha y teme por la izquierda colombiana. Sin pestañear.
La diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid Lorena Ruiz-Huerta no olvidará fácilmente su viaje relámpago a Colombia, de donde fue expulsada por traicionar su labor como observadora internacional para mojarse en favor de uno de los candidatos a la presidencia, el izquierdista Gustavo Petro.
Esa injerencia, incompatible por una misión que alguien debería explicar algo mejor, le costó la expulsión del país y un bochorno publicitado por las propias autoridades colombianas, que tuvieron que recordarle a su señoría cuáles son sus obligaciones y la exigencia de mostrar parcialidad.
Con Ruiz Huerta -purgada a la vez por Pablo Iglesias e Íñigo Errejón tras purgar ella misma a su predecesor en el Parlamento madrileño, José Manuel López- ya de vuelta a España, le quedaban dos opciones: disculparse o acusar a algo a alguien.
Y ha optado por las dos en un insólito mensaje público en el que pretende a la vez excusarse y denunciar los hechos: soplar y sorber, ese imposible físico que a la política morada no le hace ponerse colorada:
Según Ruiz Huerta, estrella declinante en Podemos Madrid que ahora pelea por un hueco en las listas autonómicas para 2019, ella cometió un error pese a ser consciente de cuál era su papel, pero lo grave no fue eso.
"Esto está siendo instrumentalizado por determinados partidos colombianos de la derecha, contra la candidatura de Gustavo Petro y contra mi propio partido (...) para hacer daño a la causa de la izquierda, y vuelvo a mostrar mi respeto y cariño al pueblo Colombiano".
El 'pueblo colombiano' en cuestión no ha hecho acuse de recibo, quizá porque esté ocupado en tomar decisiones políticas de envergadura y no tenga tiempo para chiquilladas que, en el propio seno de la formación, han suscitado comentarios de rechazo entre no pocas carcajadas. Y es que a Ruiz Huerta no la quieren demasiado cerca. Quizá por eso la enviaron allende los mares en un viaje que nadie quería fuera tan corto.