El fichaje sorpresa de Casado arruina las cuentas que se había hecho Soraya
Parece que las consignas de los aparatos van a servir de poco en un Congreso tan abierto. El poder lo tienen esta vez los afiliados, los que votarán el día 5. Que tomen nota los candidatos.
Lo más llamativo de estos primeros compases de Los Juegos del Hambre del PP para suceder a Mariano Rajoy son las caras que han acompañado a los precandidatos, alineándose visiblemente con ellos.
Porque, más allá de alguna sorpresa (como la de José Ignacio Echániz separado de María Dolores de Cospedal), han mostrado sobre todo que ahora mismo nada está "atado y bien atado" en el PP. El poder real lo tienen los afiliados que se inscriban para votar, y esto se huele a distancia. Las consignas desde cúspides demasiado gastadas parece que esta vez van a valer de muy poco.
La foto de Javier Maroto al lado de Pablo Casado es bien descriptiva de esto. Por más que algunos vean entre los partidarios de Casado demasiados "despojos" de un sitio y otro, también se entiende que quien desea asaltar La Bastilla difícilmente lo hace acompañado de los miembros del establishment.
Pero, volvamos a Maroto. La exvicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, presumía de contar con el férreo apoyo del PP vasco a través de la "longa manus" de su presidente regional, Alfonso Alonso. Junto a la parte de Andalucía controlada por Juanma Moreno, la organización vasca era su gran salvavidas para lanzarse a la piscina. Pues bien, tal mensaje ha sido desmentido desde el primer momento por la vía de los hechos.
Javier Maroto, quien fuera alcalde de Vitoria, se ha borrado de esa foto fija mandando el primer gran aviso a todos aquellos que todavía hacen planes de otra época que no sirven en absoluto de cara a un proceso tan sentimental como el que se acaba de poner en marcha.
Si Alonso no logra tener en su mano ni a los populares de Álava, difícilmente Sáenz de Santamaría puede pensar en contar con que guipuzcoanos y vizcaínos van a estar a muerte detrás de ella, como se le había dicho.
El día 5 de julio, el voto del Sr. Arrupia, afiliado inscrito en Astorga, desconocido hasta hoy para los mandatarios del PP, vale lo mismo que el del ilustre exministro Álvaro Nadal, tantas veces agasajado por los que mandan. Así son las cosas.