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Giro en el PP: Casado se convierte en el mayor rival de Cospedal y Soraya

Entre las bases del PP está cuajando la idea de que el hasta ahora vicesecretario de Comunicación representa la renovación frente a las dos principales caras del marianismo.

Pablo Casado sigue de campaña.

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Ciertamente, desde el primer momento de esta carrera sucesoria que transita el PP se ha instalado la idea de que la renovación la representa Pablo Casado. Es lógico. Y no por la edad de Casado frente a sus principales contrincantes, mujeres bien jóvenes, sino fundamentalmente porque María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría han sido, para lo bueno y para lo malo, las dos fieles representantes del marianismo en los últimos diez años. Todo lo que le ha ocurrido al Partido Popular desde 2008 tiene su sello. Y es mucho el polvo que ha caído como para limpiarlo de un plumazo.

Así que tanto Cospedal como Sáenz de Santamaría deben buscar un hueco en la campaña olvidándose de pensar que les basta con posicionarse adecuadamente para que el potente viento de cambio instalado en las bases las pueda empujar al triunfo. Sus estrategas deberán estrujarse más las meninges. Mucho más que ese parvulario SoraYA!. Porque, además, no creo que Casado sea una “tercera vía”, como sus rivales difunden; es una opción muy seria.

La militancia del PP quiere cambios, eso se respira en el ambiente

La gente del Partido Popular quiere cambios. Se palpa en el ambiente. Y los deseos de cambio no es posible pararlos con los dedos de las manos. El mayor partido español desea abrir un tiempo nuevo acorde con los años que vive España, donde la modernidad y la cercanía social son las grandes virtudes que forjan el carisma político.

Basta con ver la campaña en redes sociales del equipo de Casado y compararla con la de Cospedal, que aún es mejor que la de Sáenz de Santamaría, para darse cuenta de quién de los tres precandidatos vive en la política de hoy. Y para qué vamos a hablar de otros precandidatos como García-Margallo.

El cambio, la renovación, la regeneración son consustanciales con la imagen actual de un candidato como Pablo Casado. Según compruebo con los afiliados populares con quienes hablo, sus 37 años son percibidos, más que como un hándicap, como una oportunidad acorde con los tiempos que corren. Además, Cospedal o Santamaría, cuando llegaron a sus importantísimos cargos políticos tenían aún menos edad.

La juventud es una enfermedad que se cura con los años. Si se viven. Por eso... ¡bendita juventud!