La reunión entre Casado y Aznar tiende puentes con la vieja guardia del PP

Corría el otoño de 2011 cuando José María Aznar, enfadado, llamó a Ana Mato, entonces jefa de campaña del PP. El partido estaba a punto de cerrar las listas electorales a las generales de noviembre, y en ellas no había hueco para Pablo Casado, que por aquellos años era el jefe de gabinete de Aznar en FAES.

Éste, indignado, le vino a decir a Mato que si acaso el presidente de honor del partido no se había ganado el derecho de pedir un sitio para alguien en las listas. Y así fue como Casado se convirtió en diputado, en una circunscripción donde el PP barrió.

La anécdota es una muestra de la relación casi paternofilial entre Aznar y Casado. Y por eso ha querido el recién elegido presidente del PP que una de sus primeras fotos sean con él, de quien aprendió mucho viajando por el mundo con FAES.

Aznar volvió este martes a Génova 13, año y medio después de haber renunciado a la presidencia de honor del PP. Un gesto cargado de simbolismo que supuso la ruptura definitiva con Mariano Rajoy, y que muchos militantes se tomaron como un desaire a las siglas.

Casado siempre ha afirmado que se siente orgulloso del legado de Mariano Rajoy y también del de Aznar. Del expresidente se ha dicho que era quien mecía la campaña del joven candidato, aunque Aznar ni siquiera quiso darle su apoyo públicamente en Onda Cero para no causarle problemas.

En su encuentro hablaron, según fuentes del PP, de Cataluña, de política internacional, de política nacional y del partido. Casado está decidido a intentar que todos los que como Aznar o María San Gil se han distanciado del partido en los últimos tiempos, vuelvan a él.

Tanto Javier Maroto como Teodoro García Egea, dos de los portavoces de Casado, han enmarcado este encuentro dentro de esa máxima del nuevo presidente de que en el PP caben todos.