Revilla se achantó ante Sánchez tras haber prometido que le 'acorralaría'
Hace dos semanas el lenguaraz presidente cántabro se comprometió en La Sexta Noche a interrogar al presidente por un asunto espinoso. Pero al verle, se rajó y 'olvidó' su promesa pública.
"Muy probablemente haya amigos suyos". Con esa frase lapidaria, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, encontró en La Sexta Noche una explicación hace tres semanas a la negativa de Pedro Sánchez a publicar la lista de los beneficiarios de la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro, en contra del compromiso que el ahora presidente del Gobierno había expresado hasta en diez ocasiones en público cuando estaba en la oposición.
Y se comprometió públicamente a interrogar al presidente cuando le viera, en una entrevista personal en La Moncloa que ya sabía en aquel momento que se iba a producir y que, de hecho, se celebró esta semana. Pero nada.
Tras su efervescente participación en el programa presentado por Iñaki López, Revilla ni se atrevió a reclamarle explicaciones a Sánchez sobre este asunto ni se vio obligado, a continuación, a justificar por qué no lo hizo. Silencio absoluto.
"Quiero saber qué gente trajo a España 40.000 millones de euros para que se los lavaran", afirmó, elevando al público en aquel programa su sospecha de que ese dinero podía proceder incluso "del trinque y de la droga".
Revilla se comprometió en ese instante a exigirle respuestas a Pedro Sánchez y reveló la supuesta existencia de una carpeta de beneficiarios vip que, bajo el epígrafe de 'Alta Protección', explicaría la resistencia del jefe del Ejecutivo a difundir la lista de defraudadores mientras, por ejemplo, publica anualmente una de morosos referida a personas físicas o jurídicas que, generalmente por la crisis, no han podido pagar todos sus tributos aunque presentan la documentación y carecen de dinero en el extranjero.
El numerito habitual
Pero nada. El presidente cántabro se limitó a hablar de inversiones en Cantabria y a defender una política económica que criticaba con Rajoy, amén de a montar su enésimo numerito con el taxi que debía llevarle a la sede presidencial.