Sánchez retrasó al máximo la condecoración que se da siempre a los presidentes
Aunque con más retraso que sus antecesores en La Moncloa, el presidente ha cumplido con una costumbre a la hora de cambiar de gabinete: condecorar a su predecesor y a todo su Ejecutivo.
No es una broma ni el mundo al revés. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha condecorado al que fuera su gran adversario político, Mariano Rajoy, y a todo su Gobierno. Acaso no le apetecía hacer semejante reconocimiento. Como seguramente tampoco le entusiasmó a Rajoy cuando le tocó hacerlo con Rodríguez Zapatero, o a éste con Aznar, y éste a su vez con González. Pero aquí la cosa no va de filias ni fobias, sino de cumplir con una vieja tradición poco conocida y que tiene que ver más con el respeto y el interés del Estado, que con la baja política.
Y tal tradición consiste en distinguir a los integrantes del consejo de ministros saliente con las principales condecoraciones de las más añejas órdenes civiles del Estado, como premio testimonial a sus trabajos, dedicación y desvelos por el bien común.
Así, el Consejo de Ministros de este último vienes ha acordado que el expresidente Rajoy reciba el Collar de la Orden de Isabel la Católica, mientras que el exministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, será condecorado con la Gran Cruz de la misma Orden.
El resto de ministros del anterior Gobierno -a saber, Soraya Sáenz de Santamaría, Alfonso Dastis, Rafael Catalá, María Dolores de Cospedal, Juan Ignacio Zoido, Íñigo de la Serna, Íñigo Méndez de Vigo, Fátima Báñez, Álvaro Nadal, Isabel García Tejerina, Román Escolano y Dolors Montserrat- serán reconocidos con la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III.
Larga historia
La Orden de Isabel la Católica fue creada en 1815 por el rey Fernando VII y su collar es el máximo grado de una condecoración, teniendo como objetivo “premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional”.
Por su parte, en la Orden de Carlos III, que comenzó siendo una orden de caballería en su creación en 1771, para pasar a tener carácter civil en 1847, la gran cruz es un grado reservado a ministros, presidentes de las Cortes y otras altas autoridades del Estado, como reconocimiento a sus “relevantes servicios al Estado”.
Sánchez, el más remolón
Esta distinción, que como se ha señalado ya concedieron los Gobiernos de Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar y Felipe González a sus antecesores, ha llegado en el noveno Consejo de Ministros de la etapa de Pedro Sánchez al frente del Ejecutivo. Ha sido, por tanto, el mandatario más remolón a la hora en estampar la firma en este acuerdo de reconocimiento.
Todos los presidentes condecoraron a sus antecesores en el primer Consejo de Ministros. Sánchez ha esperado al noveno para cumplir con esta costumbre
Por ejemplo, el 30 de diciembre de 2011 el presidente Rajoy aprobó la entrega del collar de de la Orden de Isabel la Católica a Rodríguez Zapatero. Manuel Chaves, que era vicepresidente de Política Territorial, recibió la gran cruz de Isabel la Católica, y el resto de ministros, la gran cruz de la Orden de Carlos III; a saber, José Blanco, Carme Chacón, Trinidad Jiménez, Francisco Caamaño, Antonio Camacho, Ángel Gabilondo, Valeriano Gómez, Miguel Sebastián, Rosa Aguilar, Ramón Jáuregui, Ángeles González Sinde, Leire Pajín y Cristina Garmendia.
Rodríguez Zapatero llevó a su primer Consejo de Ministros, celebrado el 19 de abril de 2004, los reales decretos para conceder el collar de Isabel la Católica a José María Aznar, la gran cruz de Isabel la Católica a Javier Arenas y Federico Trillo, y la gran cruz de Carlos III al resto de ministros que concluyeron la legislatura con Aznar.
Aznar y Felipe
Ocho años antes, en 1996, el propio Aznar se estrenó en Consejo de Ministros concediendo esas mismas distinciones a Felipe González (collar de Isabel la Católica), a sus ministros la gran cruz de Carlos III y a las ministras la banda de dama de la Orden de Carlos III.
Por su parte, Felipe González condecoró en noviembre de 1982 a Leopoldo Calvo Sotelo con el collar de la Orden del Mérito Civil y a los ministros del último Gobierno de UCD con la gran cruz de Carlos III. Firmó los decretos antes incluso de que se hubiera formado su Gobierno.