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Soraya da un portazo al PP al saber que Casado no le iba a ofrecer ser candidata

La exvicepresidenta fue este lunes a hablar con el presidente del PP para decirle que deja la política y que ni ella ni su equipo serán ningún incordio. Casado no intentó detenerla.

Soraya felicitando a Casado en el Congreso del PP de julio.

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La forma en la que Soraya Sáenz de Santamaría, el ojito derecho de Mariano Rajoy, anunció este lunes su retirada de la política por la puerta de atrás sorprendió a extraños, pero sobre todo a propios.

La exvicepresidenta puso punto y final a su fulgurante carrera sin dar la cara, sino mediante un comunicado enviado a la prensa al poco de reunirse con Pablo Casado en la sede de Génova 13.

Tan tibio como el tuit que este último colgó después para despedir a la mujer que más poder acumuló en España, poniendo un puente de plata al enemigo que huía:

Los miembros del ya extinto equipo de Sáenz de Santamaría se cruzaban este lunes mensajes, sorprendidos por la abrupta salida de su jefa sin mirar atrás, incapaz de reponerse a la derrota que sufrió en julio. Sin dedicarles "un solo gesto", se lamentaba uno de ellos a ESdiario.

Máxime teniendo en cuenta que hay quienes, como Fátima Báñez, estaban esperando a ver qué decidía la exvicepresidenta antes de tomar su propia decisión. Porque el futuro de la exministra de Empleo sigue siendo una incógnita, aunque al parecer ella no quiere dejar la política.

La reunión en la planta noble de la sede madrileña duró en torno a una hora y fue cordial. Cuentan a este periódico que Sáenz de Santamaría no fue a escuchar ninguna oferta de Casado, sino a decirle que se iba. Una vez que había asumido que el nuevo líder del partido no tenía grandes planes para ella, le puso las cosas más fáciles.

Tampoco Casado intentó detenerla ni ofrecerle una candidatura, o eso asegura el entorno de ella. Por más que desde julio se venía especulando con la posibilidad de que fuera candidata a la Comunidad de Madrid. O incluso al Ayuntamiento de la capital. Precisamente este lunes en que Manuela Carmena anunció que optará a la reelección.

Sin embargo, el presidente del PP nunca puso esa posibilidad sobre la mesa, ni antes ni después de las vacaciones. Unas vacaciones que a su rival en el Congreso extraordinario le han servido para madurar una decisión que -afirman- tenía bastante avanzada de antes.

Así pues, Soraya abandona su acta de diputada y renuncia a formar parte del Comité Ejecutivo Nacional del PP como vocal de libre designación, un puesto que le había reservado Casado. Y lo que sí le ha asegurado a este último es que no se entrometerá lo más mínimo. Ni ella ni los suyos.

A falta de que Báñez tome una decisión, el resto ha corrido suertes distintas. Se fue el exministro Íñigo de la Serna, Celia Villalobos ha sido defenestrada, a Fernando Martínez Maillo lo indultó Casado situándole en la dirección del grupo parlamentario y José Luis Ayllón, después de pensárselo mucho, ha aceptado ser vicepresidente de la Comisión Mixta para la UE del Congreso.

Filias y fobias al margen, casi todos en el PP reconocen que la macha de Sáenz de Santamaría puede que sea una buena noticia para la dirección nacional del partido, pero es una muy mala para el partido en sí, con las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina. Hasta sus enemigos internos reconocen que sería una buena cabeza de cartel.

La exvicepresidenta siempre fue uno de los miembros del Gobierno más valorados y una granparlamentaria, temida y respetada por la oposición. Eso sí, su armada invencible empezó a desmoronarse en Cataluña, la gran mancha de su expediente.

Una vez más, en su adiós son inevitables las comparaciones con María Dolores de Cospedal, que aunque abandona la Presidencia del PP de Castilla-La Mancha (su sucesor se elegirá el 7 de octubre) se queda como miembro del Comité Ejecutivo Nacional, diputada y presidenta de la Comisión de Asuntos Exteriores.

Aunque la rumorología situaba a Cospedal como candidata a las elecciones europeas, tal vez la marcha de Sáenz de Santamaría altere todo el esquema.