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Sánchez se negó varias veces a apoyar la supresión de aforados siendo diputado

Aquí está la prueba de que al presidente del Gobierno le importan poco los aforamientos, o que cuanto menos su interés repentino en que se eliminen tiene un motivo oculto.

Pedro Sánchez en el acto de autobombo por sus 100 días en La Moncloa.

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Rosa Díez lo ha llamado "el último macguffin" de Pedro Sánchez. "Un elemento de suspenso que hace que los personajes avancen en la trama, pero que no tiene mayor relevancia en la trama en sí", según la Wikipedia.

Ella fue precisamente la que llevó por primera vez la supresión de los aforamientos a debate en el Congreso, cuando lideraba UPyD. Y no una, sino varias veces. Después, Ciudadanos tomó el testigo.

La prueba de que a Pedro Sánchez le importan poco los aforamientos, o que cuanto menos su interés repentino tiene un motivo oculto, es que en el pasado, siendo diputado, pudo votar a favor de suprimirlos en varias iniciativas que llevó UPyD al Pleno del Congreso. Y nunca lo hizo.

El 20 de junio de 2013, por primera vez los diputados tuvieron que retratarse en una moción de la formación magenta para "eliminar distintos supuestos de aforamiento y otros privilegios procesales de políticos y cargos públicos".

El diputado Pedro Sánchez Pérez-Castejón se abstuvo, como la mayoría de los miembros de la bancada socialista, tal y como refleja el cuadro de votaciones de aquel día (puede verlo aquí). Tuvo la ocasión de haber votado a favor, como de hecho hizo su compañero Odón Elorza. Pero no quiso.

Y tampoco cuando un año después, el 26 de junio de 2016, el Pleno del Congreso debatió y votó otra propuesta de UPyD para eliminar de golpe más de 9.000 aforados aprovechando la reforma de la Ley del Poder Judicial (LOPJ).

De nuevo el cuadro de votaciones de aquel día (puede verlo aquí) dejó constancia de la abstención del ahora presidente, para el que de pronto suprimir algunos aforamientos se ha convertido en una oportunidad de la clase política para mandar a la ciudadanía "una señal de ejemplaridad, solidaridad y empatía". También aquel día parte de la izquierda votó a favor.

Con su conejo salido de la chistera, que todos atribuyen a su jefe de Gabinete, Iván Redondo, el presidente ha conseguido cambiar el paso al PP y a Ciudadanos para que deje de hablarse de su tesis doctoral y de las dudas sobre su autoría, originalidad y sobre todo calidad. Así como sobre la relación con el tribunal que le otorgó un cum laude.

Con su arranque, Sánchez torpedea a los de Albert Rivera en su línea de flotación. Porque hace suya una de las principales banderas de Cs desde que irrumpió en la escena política nacional. Aunque los naranjas golpearán primero, puesto que este mismo martes se debate en el Pleno de la Cámara Baja una moción de Ciudadanos sobre los aforamientos.

Y también arrastra al PP a un terreno donde los populares nunca se han sentido demasiado cómodos. Menos aún teniendo el caso Casado pendiente del Tribunal Supremo.

Ya deslizó la ministra de Justicia, Dolores Delgado, en el Congreso la semana pasada lo mucho que molesta a los socialistas que sea el Supremo el que decida sobre el máster del líder de la oposición: "Si hoy ciñésemos los aforamientos y la inmunidad a determinados aspectos, a los hechos cometidos en el propio cargo, a lo mejor el señor Casado estaría imputado, como el resto de sus compañeros de máster".

De momento este lunes el secretario general del PP, Teodoro García Egea, señaló que los populares no se cierran a negociar con Sánchez sobre los aforamientos, siempre y cuando el presidente tenga un plan. Y eso es precisamente lo que no está claro. "Que nos mande una propuesta, porque el PP no está para perder el tiempo", zanjó. Y si hay que hablar de aforamiento, que sea de todos, no solo de diputados y senadores, según el PP.

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