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Drama en el PSOE: el Gobierno se desmorona con Pedro Sánchez a 6.000 kilómetros

El estado anímico instalado en el Consejo de Ministros no es el mejor de los posibles, y en el socialismo empiezan a sonar los tambores de un inevitable -e incierto- adelanto electoral.

Sánchez, cabizbajo.

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José Luis Rodríguez Zapatero se pasó la segunda legislatura recorriendo mundo. Se encaprichó y consiguió una silla en una cumbre del G-20, fundó la malograda Alianza de Civilizaciones, viajó a China, a Singapur y hasta a Kazajistán.

Sus viajes, en distancia y tiempo, eran directamente proporcionales a sus problemas en España. Cuanto más acorralado políticamente se veía, más tiempo pasaba fuera del país, poniendo distancia.

A Zapatero tardó en sucederle cuatro años, casi cinco, lo que a Pedro Sánchez le está sucediendo desde el primer día: se siente más apreciado fuera que dentro. Con 84 diputados y sin más legitimidad que la que le dio una moción de censura de carambola, necesita alimentar su ego político y disimular su debilidad con fotos con Justin Trudeau, Angela Merkel, Emmanuel Macron y Sebastián Piñera, entre otros.

Lo que hace seis días parecía una jugada maestra, este lunes se convirtió en un fracaso estrepitoso

Necesita eso y celebrar sus 100 días de estancia en La Moncloa como si no hubiera un mañana, no vaya a ser que no llegue a los 200. Y este lunes, más que nunca, cundió entre el socialismo la sensación de que probablemente no llegará.

Con esa velocidad a cámara rápida que le ha imprimido Sánchez a la legislatura, lo que hace seis días parecía una jugada maestra de la factoría monclovita -así lo celebraron ellos- se convirtió este lunes en un fracaso sin paliativos.

La Mesa del Congreso tumbó su intento de colar los Presupuestos a través de la trampilla en una reunión tensa en la que el PP y Ciudadanos hicieron valer su mayoría. Con el consiguiente enfado del PSOE y Unidos Podemos, que hablaron de decisión "arbitraria y contraria a la legalidad".

En el Ejecutivo la decisión cayó como una auténtica bomba. "No es al Gobierno a quien hacen daño, sino a pensionistas, niños y enfermos", bramó impotente la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

En los despachos de poder de la Unión Europea la noticia no pasó desapercibida. El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, está presionando mucho al Gobierno para que encarrile cuando antes los Presupuestos de 2019, y este mismo lunes la titular de Economía, Nadia Calviño, tuvo que tranquilizar a sus colegas de la Comisión Europea.

Calviño es una de las ministras a quienes el socialismo de carnet le reprocha su falta de implicación en el proyecto común del Gobierno (si es que lo hay). Lo cierto es que tanto ella como Fernando Grande-Marlaska, Pedro Duque, Teresa Ribera, Reyes Maroto y José Guirao parecen querer pasar cada vez más desapercibidos.

El estado anímico instalado en el Consejo de Ministros no es precisamente el mejor de los posibles. Y si cae la ministra Dolores Delgado -notaria mayor del Reino pillada en una mentira clamorosa- el golpe será letal.

En el socialismo empiezan a sonar con fuerza los tambores de un adelanto electoral tan inevitable como incierto. Prueba de ello es la decisión del CIS, ahora en manos del socialista José Felix Tezanos, de publicar el barómetro con intención de voto una vez al mes y no una cada trimestre, como venía haciéndose desde hace 20 años.

El primero se conocerá este mismo martes. Y es de prever que, como casi todo en Pedro Sánchez, sea otro enorme trampantojo.