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La coartada de Sánchez con Delgado se desmorona: habla un excompañero de ella

El presidente ha tocado a rebato: la consigna es trasladar a la opinión pública que estamos ante un ataque al Estado, como él mismo señaló desde Nueva York. Pero no tan rápido.

La ministra Delgado se presenta ahora como víctima de una conspiración al Estado.

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La Moncloa cambia de estrategia visto el estado político agónico de la ministra Dolores Delgado. Y tras la tercera entrega de sus polémicos audios -con escabrosas acusaciones a miembros del Tribunal Supremo y la Fiscalía- que, sin embargo, no han hecho más que confirmar su cercanía a las cloacas policiales, Pedro Sánchez ha decidido convertir los graves problemas de su ministra en un ataque frontal, en forma de chantaje, al propio Estado.

Desde Nueva York, y a medida de que la situación se deteriora por momentos -todo el PSOE espera una nueva entrega de los audios este jueves-, el jefe del Ejecutivo subió en defensa de Delgado un escalón más. "Este Gobierno no acepta chantajes. Hemos venido a limpiar y vamos a seguir limpiando", remachó, antes de afirmar que el suyo es un Ejecutivo "sin hipotecas".

De esta forma, tanto la propia titular de Justicia como la cúpula del PSOE y varios miembros del gabinete -activados a rebato por la vicepresidenta, Carmen Calvo- han recogido un argumentario a la desesperada: que el excomisario Villarejo está filtrando esas conversaciones a cambio de salir de la cárcel, en la que el magistrado Diego de Egea le ha ingresado por la operación Tándem, negándole en varias ocasiones la libertad provisional que el superpolicía de las cloacas lleva meses exigiendo.

Un argumentario que también hizo suyo este miércoles el otro implicado en este escándalo, el exjuez Baltasar Garzón. El exmagistrado denunció la "campaña deleznable" contra Delgado, a su juicio sostenida en "audios sacados de contexto". Pero en declaraciones a ESdiario, un exfiscal compañero de ambos lanza esta pregunta: "¿Por qué iba a disparar Villarejo contra Garzón y Delgado si son amigos?

Y es que, junto a este fiscal, son varios los excompañeros de Garzón y Delgado en la carrera judicial y en la Fiscalía que coinciden en subrayar el acercamiento hasta la "amistad" entre el comisario y esta especie de entente en la Audiencia Nacional. Una amistad que se consolidó cuando Villarejo confesó que él recibio el encargo de realizar el llamado Informe Veritas, que recopiló información privada del exjuez.

De hecho, cabe recordar que ha sido el bufete de Garzón el que ha defendido al comisario Enrique García Castaño El Gordo cuando fue detenido el pasado mes de julio por Asuntos Internos. Castaño ha sido el compañero de correrías de Villarejo en las últimas tres décadas.

Pedro Sánchez, este miércoles durante su rueda de prensa en Nueva York en la que ha ratificado a Dolores Delgado.

Los letrados del excomisario Villarejo desmintieron este miércoles la versión de Sánchez, negaron que su cliente esté tras las filtraciones de las conversaciones, y exigieron a la ministra de Justicia una rectificación.

También, según fuentes consultadas por ESdiario, en la Audiencia Nacional hay una creciente preocupación por las andanzas de la pareja Garzón-Delgado, que según algunos magistrados y fiscales "han campado a sus anchas por los restaurantes de Madrid".

También en los socios del PSOE crece el enfado con la actitud de Sánchez. Y se recuerda, según enfatizan fuentes de Podemos, que los socialistas vetaron la comparecencia en el Congreso de Villarejo con el argumento, siempre en privado, de que el comisario había prestado servicios a España y era guardián de "relevantes secretos de Estado".

La Moncloa trata ahora de presentar a Villarejo como el enemigo público número uno del PSOE -equiparando incluso a la ministra Delgado con el rey Juan Carlos o el director del CNI, víctimas reales del siniestro policía- pero muchos de sus compañeros recuerdan su afinidad con el exministro socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.

Y pese al intento de Sánchez de presentarse como víctima de un "chantajista" -cuando el PSOE utilizó a Villarejo y a la llamada "Policía patriótica" de Jorge Fernández Díaz para lanzar una brutal oposición contra el Gobierno de Mariano Rajoy hace apenas unos meses-, entre muchos veteranos dirigentes socialistas se ve la larga mano de Margarita Robles, del CNI y de su entorno detrás de episodio que golpea a Delgado.

Y es que para un importante sector de la vieja guardia socialista, Baltasar Garzón -y por afinidad su amiga Delgado- sigue siendo un objetivo a batir por su papel contra el felipismo.

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