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El comisario García Castaño pide al juez permiso para contar todo de las cloacas

La mano derecha del "superpolicía" y defendido por el exjuez Garzón quiere tirar de la manta. Exige ser liberado de la Ley de Secretos Oficiales para hablar con total libertad.

El exministro del Interior y exsecretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

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Miguel Blasco

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El excomisario José Villarejo mueve ficha. Lo hace por persona interpuesta y, de paso, deja en cuarentena la coartada de la exministra de Justicia, Dolores Delgado, que se considera a ella y al exjuez Baltasar Garzón como una víctima del chantaje al Estado del policía que conoce más secretos oscuros del Ministerio del Interior y de los distintos gobiernos socialistas, tanto durante el felipismo como en el zapaterismo.

Y es que a La Moncloa -en concreto a los tres ministerios más sensibles de Pedro Sánchez, Interior, Justicia y Defensa- han llegado los ecos de una reveladora petición del exmagistrado de la Audiencia Nacional condenado por prevaricación durante su instrucción del caso Gürtel. Una petición que amenaza los cimientos más sensibles de la seguridad nacional.

ILOCAD, el bufete que dirige Garzón y que representa al comisario Enrique García Castaño El Gordo -el más próximo colaborardor y uña y carne de Villarejo-, quiere que se levante el top secret sobre varias operaciones y sobre el gasto de varias partidas de los fondos reservados utilizados en las últimas décadas en las llamadas cloacas de Interior.

En concreto, el bufete de Garzón pide que García Castaño pueda "declarar libremente sin las prohibiciones impuestas por la Ley de Secretos Oficiales" y en relación "a la estructura, organización, medios, fuentes y procedimientos operativos de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) y su participación en operaciones de terrorismo, narcotráfico o corrupción". Una unidad semisecreta de la que muy pocos conocen sus verdaderas andanzas.

Asimismo, Garzón reclama al juez Diego de Egea que decida si Castaño "puede declarar sin las prohibiciones impuestas por la Ley de Gastos Reservados en relación al uso y destino de fondos reservados utilizados en operaciones policiales".

Cabe recordar que Enrique García Castaño se encuentra imputado por presuntos delitos de revelación de secretos, cohecho, organización criminal y blanqueo de capitales y esta considerado la mano derecha y guardian de los secretos de Villarejo en los últimos 35 años.

Baltasar Garzón y Dolores Delgado en una comida. El exjuez mueve ficha y desata el pánico en el PSOE.

De esta forma, si prosperara la iniciativa de Garzón, saldrían a la luz los secretos -muchos de ellos inconfesables- de las distintas administraciones socialistas. Y, así, dejaría a la vista decisiones más que controvertidas de varios exministros del Interior, entre ellos Juan Alberto Belloch o Alfredo Pérez Rubalcaba.

Y, aunque no prospere, el PSOE ya sabe hasta donde está dispuesto a llegar Villarejo, que ésta pasada semana reclamó desde la cárcel y por sorpresa los servicios de un notario.

De paso Garzón, además, pone en el disparadero a la ministra de Defensa, Margarita Robles; y a su actual número dos, Ángel Olivares, en su día secretaria de Estado de Seguridad y director general de la Policía en el felipismo. Ambos son enemigos irreconciliables del exjuez.

El paso hacia adelante de García Castaño -que según fuentes consultadas por ESdiario ha sido inspirado por Villarejo- podría arrojar luz sobre algunos de los asuntos más delicados que afectan al PSOE, entre ellos los verdaderos detalles de la fuga y detención de Luis Roldán, el caso Faisán, la negociación con ETA durante la era Rubalcaba, el 11-M, o las maniobras socialistas en algunos casos de corrupción que han afectado al PP.

En todos estos dosieres, Villarejo ha jugado un papel fundamental y García Castaño ha sido su testigo más privilegiado. Palabras mayores.

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