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Primeras vías de agua en el PP de Casado: "Vamos como pollo sin cabeza"

Su campaña en Bruselas contra los Presupuestos ha acrecentado el malestar que se respira en el grupo parlamentario y en el partido. Él no se fía de casi nadie; los demás se sienten apartados

Pablo Casado y su secretario general en el Comité Ejecutivo Nacional del PP de este lunes.

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El viaje de Pablo Casado a Bruselas para hacer campaña en el corazón de la UE contra los Presupuestos de Pedro Sánchez ha acrecentado un malestar interno que en el PP se viene respirándose desde hace semanas.

Las prisas, la impulsividad y la hiperactividad del presidente del partido, que "dispara a todo lo que se mueve" -en palabras de un miembro del Comité Ejecutivo Nacional-, tienen a los populares sin saber a qué juegan.

"Vamos como pollo sin cabeza", resume gráficamente un veterano diputado. "No se puede ganar todas las batallas y ganarlas el primer día", añade otro. "Entre lo de Bruselas y su temeridad con el 155, últimamente se está equivocando más de lo que está acertando", se lamenta un exministro de Mariano Rajoy.

Casi nadie en el PP defiende el viaje de Casado a Bruselas para hacer campaña contra los Presupuestos

Muchos dirigentes del partido consultados por ESdiario, incluso del grupo popular en el Parlamento Europeo, reconocen en privado que Casado hace mal al sacar del ámbito doméstico la crítica a las cuentas públicas españolas: porque acabará volviéndose en su contra y en la del PP si, como parece, la Comisión Europea da su visto bueno.

No obstante nadie se atreve a trasladar una crítica constructiva a su jefe de filas a la cara, algo que ya sucedía con Mariano Rajoy y no trajo nada bueno. Este lunes hubo en Génova 13 reunión del Comité Ejecutivo Nacional, puesto que el compromiso de Casado es celebrar uno al mes, y nadie dijo nada al respecto.

Sin embargo, en el PP de Pablo Casado están apareciendo las primeras vías de agua, en una doble dirección. Por una parte, él, Teodoro García Egea y Javier Maroto no se fían de nadie y ven zancadillas y conspiraciones por todas partes. El Congreso de julio está demasiado reciente y las heridas aún muy abiertas.

Por la otra parte, todos aquellos que no estuvieron desde el minuto uno -y son muchos- con Casado, se sienten cada vez más distantes, más apartados. Dicho por estos últimos: "Pablo es nuestro presidente, pero aún no es nuestro líder".

El malestar interno está afectando al trabajo del grupo parlamentario

El caso es que esta marejada interna está afectando, entre otras cosas, al trabajo diario del grupo parlamentario en el Congreso, en torno al que teóricamente debería pivotar la labor de oposición al Gobierno de Pedro Sánchez.

Allí Casado y García Egea han atado en corto a Dolors Montserrat (cuyo nombramiento fue una concesión a María Dolores de Cospedal) porque ni siquiera en ella confía. Y lo han hecho colocando a su vera a Isabel Borrego como adjunta al secretario general del grupo parlamentario, cuyo marcaje a los diputados está levantando ampollas entre estos.

Además se quejan de que las preguntas orales en la sesión de control semanal al Gobierno se están repartiendo únicamente entre los más cercanos a Casado, como también las portavocías en las comisiones.

En el partido, al margen de Maroto y Andrea Levy, hay vicesecretarios y secretarios de área que empiezan a lamentarse en privado de la poca "cancha" que les da Casado y de que no les tiene en cuenta. El caso más significativo es el de Marta González, que ya es sin duda la vicesecretaria de Comunicación con menos protagonismo en la historia del PP.

Todo ello llega, además, en un momento extremadamente delicado para el presidente del partido y su secretario general, que aún tiene que zambullirse en la confección de las candidaturas a las elecciones municipales y autonómicas. Y los barones van a dar la batalla por mantener su autonomía.

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