La CUP se suma a ERC en la presión infernal para acabar con Puigdemont y Torra
El partido que le regaló la Generalitat puede quitársela: la CUP no irá de peregrinación a Waterloo y deja a Puigdemont y a Torra abandonados a su suerte y al independentismo partido.
Es tal vez el partido más antisistema de España, pero de él paradójicamente depende el sistema catalán. Artur Mas dejó de ser presidente porque la CUP exigió su cabeza para apoyar en su día un Gobierno que pasó a estar encabezado por Puigdemont; y ahora Quim Torra está al frente de la Generalitat por sus votos. Por eso es crucial el anuncio que ha hecho este viernes, golpeando en la línea de flotación de un independentismo fracturado, con Puigdemont y Junqueras enfrentado y de nuevo la CUP en el centro del escenario.
El golpe a la Generalitat de Torra ha llegado con una carga simbólica de profundidad: la CUP ha anunciado que no se sumará a la reunión que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, mantendrá el lunes en Waterloo (Bélgica) con su antecesor, Carles Puigdemont, al considerar que debería celebrarse un encuentro "más riguroso, discreto y sin intereses partidistas e institucionales".
En un comunicado de este viernes, el portavoz del Secretariat Nacional de la CUP, Lluc Salellas, ha pedido "discreción, rigor, responsabilidad y mirada larga" al resto de actores políticos. Señala que siempre han estado a favor de habilitar espacios multilaterales de debate y trabajo sobre lo ocurrido en octubre de 2017 siempre que no sean "decisorios ni que respondan a voluntades electoralistas".
"Debate interno"
Para ello y para respetar los espacios de decisión de la propia CUP, la formación "ha decidido declinar la invitación" a sumarse al encuentro en la localidad belga, añade Salellas.
Los 'cupaires' se encuentran en un proceso de debate interno con la militancia y este sábado se reúne su Consell Polític en Palamós (Girona) para decidir cómo afrontan una legislatura que consideran "muerta o fallida".
En ese encuentro del sábado se debatirán cinco documentos que consideran que la estrategia acordada en mayo en Cervera (Lleida) debe ser revisada y todos ellos "parten de la parálisis del Parlament y de una legislatura que no va a ningún lado".
A la división entre ERC -tentada por Podemos y PSC para configurar una nueva mayoría- y los restos de CiU se le añade así un tercer actor, que siempre fue decisivo pero languidecía aparentemente hasta que ha dado este sonoro puñetazo en la mesa de inciertas consecuencias.