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Muere de repente el tercer juez o fiscal que combatía al independentismo

Otra muerte repentina, y van tres. Uno de los jueces clave en la causa del referéndum ilegal fallece de manera fulgurante, como antes el Fiscal General o el Fiscal de Cataluña.

El juez Ramírez Sunyer

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Con él, de algún modo, comenzó todo lo relativo al juicio por rebelión de los cabecillas del procés en Cataluña, y ha muerto repentinamente este domingo, sin que se conociera enfermedad previa alguna: es el tercer desaparecido, por muerte fulgurante, entre los juristas implicados en la respuesta judicial al independentismo.

El titular del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona que investigaba la logística del 1-O, Juan Antonio Ramírez Sunyer, ha muerto este domingo a los 71 años, ha informado el TSJC en un comunicado. Antes de él, también perdieron la vida de repente el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, y el Fiscal Superior de Cataluña, José María Romero de Tejada.

Los Jordis, hace un año subidos a un coche de la Guardia Civil

El juez Ramírez Sunyer fue quien ordenó el registro el 20 de septiembre de las consellerias de Economía, Presidencia, Gobernación, Trabajo, Exteriores y el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI), que desencadenó la importante protesta de unas 40.000 personas a las puertas de la de Economía, las agresiones a miembros y vehículos de la Guardia Civil y la insurgencia encabezada por Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, en su celébre foto subidos en el techo de un vehículo de la Benemérita.

Su investigación arrancó a raíz de denuncias de Vox y el abogado Miguel Durán por declaraciones vertidas en febrero de 2017 por el entonces senador de ERC y juez Santi Vidal, que aseguró que la Generalitat tenía los datos fiscales de los catalanes de forma ilegal y que tenían un listado de los jueces afines al proceso independentista.

Quejas por la presión

las muertes repentinas han venido tradicionalmente recubiertas por un velo de silencio, pese a las presiones que los juristas relacionados con las distintas causas han sufrido en sus carnes, simbolizadas por una imagen: el propio Puigdemont llegó a avisar públicamente del restaurante donde en esos momentos cenaba el juez Llarena para que pudieran someterle a un escrache.

Las quejas soterradas por esta presión se hicieron por primera vez públicas a través de un alto representante de la Fiscalía, que relacionó las muertes de Maza y Tejada con la presión y el estrés padecido por ambos fiscales, en especial por el máximo responsable de la institución en Cataluña.

Hasta entonces nadie se había atrevido a hilar ambas circunstancias. Pero lo hizo el fiscal-jefe de Extremadura, Aurelio Blanco, quien vinculó la muerte de su homólogo en Cataluña con el procés, al denunciar la "tensión" sufrida por Romero de Tejada.

"Desconozco las circunstancias exactas de la muerte. Parece que ha sido una muerte natural producida por la enfermedad. Pero, sin duda, el tiempo de tensión que ha vivido la comunidad autónoma de Cataluña y, en concreto, el fiscal superior en todo este tiempo, con la declaración unilateral de independencia, pues supongo que habrá tenido algún tipo de influencia", ha reconocido Blanco.

"No sé -añadió el fiscal extremeño- hasta qué punto, porque, ya digo, la enfermedad, pues muchas veces no se puede atribuir a un origen concreto. Si una persona cae enferma es por múltiples motivos, pero yo creo que las situaciones de estrés, de preocupación, no son buenas para la salud".

Estas palabras, pronunciadas tras la entrega de la memoria de la fiscalía extremeña al presidente regional, Guillermo Fernández Vara, pueden oirse en este audio difundido por un periodista de la SER en Cataluña.

En esta misma línea se expresó el abogado Jose María Fuster Fabra, amigo personal del fiscal fallecido. "Ese estrés y tensión que tuvo en los últimos tiempos te pasa factura", reconoció.

Coacciones y amenazas permanentes

A nadie, entre sus compañeros, le ha pasado inadvertida la enorme presión que pesaba sobre Maza y Romero de Tejada, en su calidad de arquitectos de la respuesta legal de la Fiscalía al órdago independentista.

Más aún para el segundo, que trabajaba sobre el terreno, en Cataluña, conociendo en primera persona la asfixiante presión y el clima de coacción y amenazas en el que han trabajado en los últimos meses jueces, fiscales y miembros de las FSE