El CNI alerta a Sánchez de que Villarejo prepara un cañonazo contra el PSOE
Tras el derribo de Cospedal, el excomisario ha trasladado a su entorno que prepara la traca final antes de Navidad. Busca la nulidad del proceso justo cuando el juez De Gea abandona.
Probablemente cuando el jueves pasado, el ministro del Interior reiteró en público en un desayuno informativo que "el Estado tiene instrumentos suficientes para hacer frente al chantaje", a oídos de Fernando Grande-Marlaska había llegado ya parte de la información que el Centro Nacional de Inteligencia ha transmitido al Gobierno sobre los últimos planes del excomisario José Villarejo, reafirmado en las últimas semanas como el enemigo público número uno de PP y PSOE.
En apenas unos días, el expolicía encarcelado ha derribado a una VIP de la política española, María Dolores de Cospedal; ha colocado en el disparadero a uno de los nuevos hombres fuertes de Pablo Casado, su portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó -exdirector general de la Policía y guardián de algunos oscuros secretos-; y lanzado una primera bomba de humo con trazas de torpedo en toda regla contra el expresidente socialista, Felipe González. Ha llegado a revelar que él mismo, desde las cloacas de Interior, adquirió un inmueble en Marruecos para el exlíder del PSOE.
Según las fuentes consultadas por ESdiario, Villarejo -asumido ya que pasará sus segundas navidades en su celda de la prisión de Estremera- ha decidido lanzar el último cañonazo aprovechando las crecientes advertencias de algunos juristas y de sus propios abogados: su causa tiene serios riesgos de nulidad ante las filtraciones de numerosos audios que ni siquiera están entre las grabaciones que la Unidad de Asuntos Internos de la Policía ha puesto a disposición del juez de la Audiencia Nacional, Diego de Egea.
De hecho, el magistrado se ha visto obligado a abrir una nueva pieza separada sobre la llamada operacion Kitchen, el supuesto robo de documentación al extesorero del PP, Luis Bárcenas, a través de una trama conocida y auspiciada supuestamente por Cosidó con la colaboración de Villarejo y la captación del chófer del propio Bárcenas.
El excomisario José Villarejo, en una de sus últimas comparecencias judiciales antes de ser detenido y encarcelado por graves delitos.
Pero ahora, además, la investigación sobre Villarejo -que agrupa varias y complicadas subtramas distintas- va a quedar empantanada tras la anunciada marcha del instructor Diego de Egea rumbo previsiblemente a la presidencia de la Audiencia Provincial de Madrid.
Desde la filtración de las primeras cintas, las que afectaban al Rey Juan Carlos y Corinna, (el CNI atribuye todos los pasos dados en este tiempo a la esposa de Villarejo, Gemma Alcalá) los servicios de Inteligencia que dirige el general Félix Sánz Roldán, han ido escudriñando el resto de audios de la delicada fonoteca del exsuperpolicía de las cloacas. En parte, gracias a la colaboración de uno de los grandes aliados del CNI en la Policía, su exjefe de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas.
Y es ahora cuando el Gobierno maneja información sobre el próximo cañonazo de Villarejo. Tras el terremoto Cospedal, en La Moncloa se tientan la ropa ante la certeza de que el torpedo va a ir dirigido a la línea de flotación del PSOE.
El amago con Felipe González ha sido el primer aviso, pero el gran agujero negro del chivatazo a ETA en el caso Faisán también planea ahora sobre Pedro Sánchez. Pero también los negocios de algunos exministros de José Luis Rodríguez Zapatero están siendo escrutados con lupa.